4: Inútil

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—Sabía que no iban a estar aquí a las siete —resopló

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—Sabía que no iban a estar aquí a las siete —resopló.

Shizu, una mujer canosa, guardó un pastel de manzana en el refrigerador mientras oía como Colin se desplazaba en la cocina de una esquina a otra. «Pobre niño», meditó en su adentro cuando giró a verlo, tan estresado. Le daba rabia, mucha rabia, como Bradley ni Theresa cumplían con sus palabras cuando de Colin se trataba. Observó el reloj colgado en la pared. Eran las 6:55 p.m., aún tenían cinco minutos.

—Normalmente llegan y media —le comentó ésta.

—Pero dijeron que hoy no —paró de caminar y sacó su teléfono sin notificaciones importantes—, por eso le pedí a Emma que viniera a las siete; tenerla esperando solo provocará que se sienta más nerviosa.

—Pues, yo creo que tú serás quien provocará que se sienta más nerviosa. Quieres que Emma se ponga cómoda cuando tú estás caminando de un lado a otro como si tuvieras serios problemas mentales, ya cálmate. ¿Qué es lo que tanto te preocupa? Tu papá no permitirá que Emma lo califique como amargado, será pura sonrisa encantadora, ya sabes cómo me encanta tener invitados en la cena. Brad es otro Brad.

—¡Madre de Dios! —proclamó histérico.

Era Emma.

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Bebita: Estoy esperando el ascensor.

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Colin suspiró entre cortado y respondió:

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Oschner: Te espero frente a las puertas

Emma observó el teléfono que sostenía con sus manos sudorosas; la taquicardia que estaba sintiendo era digna de una sala de emergencias, estaba sudando como si se encontrara girando dentro de un horno microondas, un calor propio la estaba haciendo sudar frío. Bebió una taza de té antes de salir de la torre, erró porque lo que ella necesitaba era una jarra de té con píldoras tranquilizantes. Ahora también estaba sintiéndose patética porque durante el día les anunció a todos «No estoy tan nerviosa por cenar con mis suegros, ya pasé por situaciones más complicadas en el pasado», a lo que su familia le preguntó si estaba segura, entonces, les respondió «Claro que sí, no tendría porqué mentirles», bueno, no solo les mintió a ellos, sino también a sí misma porque su pensamiento fue claro al principio; había pasado por situaciones más complicadas en el pasado, pero, en ese momento, metida en el ascensor que la familia Oschner frecuentaba todos los días, ahí mismo, se dio cuenta que esa era la situación más complicada que había atravesado, por supuesto que no era cierto, pero su ansiedad estaba segura de que así era.

Sacudió su palazzo blanco frente al espejo, y acomodó el pecho de su blusa, que no tenía mangas, era del mismo color que el pantalón. ¿En qué demonios estaba pensando cuando eligió un atuendo completamente blanco? Debió haber elegido el negro para disimular toda esa... gordura. Giró para inspeccionarse el culo, entonces, el ascensor se abrió y sus cejas les expresaron todo a Colin; se quería morir.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora