49: Hawái

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Emma abrió sus ojos de golpe y vio la puerta de su baño, se sobresaltó, tardó un par de segundos en recordar cómo había llegado hasta su habitación

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Emma abrió sus ojos de golpe y vio la puerta de su baño, se sobresaltó, tardó un par de segundos en recordar cómo había llegado hasta su habitación. Notó el leve hundimiento del colchón a su lado. Volteó con la inútil esperanza de hallarlo acostado junto a ella.

—Buenas tardes, mi querida Emma. —Gillou le sonrió. No hacía mucho que se había acostado a su lado, pero casi le dio tiempo de mirar en su celular un episodio entero de su serie preferida. La estaba cuidando, no porque se lo pidieron, lo estaba haciendo por amor. Bloqueó su celular—. ¿Dormiste bien?

—No —hizo una mueca que se transformó en llanto.

—Emmy —se acercó y la abrazó, y ella se escondió en los brazos de él, llorando por la muerte de algo que siempre había pintado ser eterno. Sentía que no tenía fuerzas, pero su llanto impetuoso le avisó que siempre podía dar más, incluso en medio de su lamento—. Te adoro con todo mi corazón francés.

En otras circunstancias, Emma se hubiese reído, pero, en tiempos como ése, hasta los chistes que se hacían con frecuencia carecían de sentido. Lo agarró de la camiseta como si corriera riesgo de perderlo también. Gillou le dio un beso en su cabeza, mimándola. Le gustaba ser ese muchacho que todos señalaban como el pacifista del cuarto, el que sonreía mucho a pesar de que el mundo cada día se pone peor, cuidaba esa imagen, que no era solo una imagen, le gustaba ser ese buen amigo, y como buen amigo, ahora odiaba a Colin, así que también era un falso pacifista que sentía odio.

—Despertó. —Jake se detuvo en la puerta y Gael frenó detrás.

Emma escuchó esa voz y comenzó a llorar más fuerte.

Jake entró y se paró junto a la cama, sufriendo entre cada latido de su corazón. Emma giró, dándole la espalda a Gillou, entonces, su papá se puso de cuclillas y la agarró de la cabeza para darle varios besitos en su frente.

—Pa, me rompieron el corazón —lo miró a los ojos y después los cerró con fuerza, sumergiéndose en su llanto descarrilado. Estaba temblando del dolor. Se sentía dentro de una máquina de tortura.

Él se contuvo para no echarse a llorar con ella. Le rompieron el corazón, otra vez, y él que había recogido cada pieza del suelo, él que las había puesto delicadamente en su lugar, él que la había ayudado a que su corazón latiera de nuevo. Nada tenía sentido si ella estaba rota. ¿Para qué las flores florecen? ¿Para qué la marea sube? ¿Para qué el sol sigue brillando? Si nada tenía sentido si ella estaba apagada.

—Entonces, vamos a unirlo nuevamente —le acarició el cabello, hablándole muy cerca de su cara.

—Soy estúpida —escondió su rostro entre sus manos. No quería que mirara esa cara de estúpida.

—Absolutamente no. Eres la persona más brillante de esta habitación, y de cualquier otra. Estamos aquí porque eso es exactamente lo que creemos de ti. Estamos desesperados por ver tu brillo. Hablé con Gi y en diez minutos apareció en nuestro ático, no sé cómo lo hizo. Y Gael también te está acompañando, exactamente después de una mala entrevista de trabajo.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora