7.

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El ruido de unos molestos golpes metálicos me devolvió a la vida. Aún en estado de somnolencia intenté abrir mis ojos y me encontré con una claridad cegadora que me hizo cerrarlos nuevamente. Rodé sobre mí misma, sintiendo que más que un esfuerzo físico, en verdad me había dejado llevar por la rotación de la tierra. Todo me giraba, y al hacer el esfuerzo de evitar que eso sucediera, un fuerte dolor de cabeza me atacaba.

Segundo intento de abrir los ojos.

Pasto.

Con eso me encontré frente a frente. Confundida, me senté, provocando que los giros de los objetos a mi alrededor fueran más bruscos, y tras mirar como estúpida en todas direcciones, me di cuenta de que me encontraba detrás de un escenario. La peor parte de toda esta situación era que dicho escenario se encontraba lleno de tramoyas desarmándolo, y al verme despertar logré escuchar un murmullo generalizado "¿vieron?... ya despertó... al fin... cinco minutos más y llamaba a emergencias".

Avergonzada, me puse de pie y torpemente huí de aquel lugar en dirección al bus de los chicos.

Ignorando el hecho de que mi cabeza estaba al borde de explotar debido a la resaca, traté de recordar cómo había terminado en aquel lugar—ya que era evidente el por qué—y solo vi imágenes aleatorias con muchas personas gritando, cantando, alcohol, música, guitarras rotas, gente besándose por doquier, Frank y yo compitiendo por quién bebía más vasos de vodka, Mikey vomitando, Gerard borracho en el suelo, Gerard y yo ebriamente discutiendo, Gerard y yo ebriamente besándonos.

"Tranquila, todo estará bien"

Sí, ¿cómo no?.

Algunos minutos más tarde, figuraba en el bus junto a los chicos sentados a la mesa. Todos en silencio, con anteojos oscuros y bebiendo café. Literalmente se respiraba la resaca en el ambiente, a tal punto que hasta el momento nadie había reparado en el hecho de que yo había aparecido hace tan solo cinco minutos.

—vaya noche, eh—comentó Frank inquieto por el silencio, lo más probable.

—si tan solo recordara algo, podría estar de acuerdo contigo—murmuró Ray.

—ídem—dije con dos aspirinas en la boca, las que tragué gracias a una gran bocanada de café.

—¿dónde te metiste anoche?—me preguntó Mikey, quien tras oler su taza de café hizo una mueca de asco.

—ni idea—me encogí de hombros—me encanta tener amigos que se preocupan por mí y evitan que termine botada en cualquier lugar—agregué con sarcasmo, el cual nadie pareció o quiso seguir.

Por el contrario, Frank soltó una frase que me hizo desear ir por un café más cargado.

—con razón Gerard amaneció abrazado a Bert McCracken.

No, definitivamente eso no era necesario en mi día.

Gerard, quien había permanecido en silencio, comenzó a toser ahogado con café.

—enano, ¿podrías cerrar la boca?—masculló tras recuperar el aliento.

—no le hagas caso, es que está celoso—bromeó Ray.

Todos soltamos una fuerte risotada. Yo aún incómoda, maldiciendo las gafas oscuras que Gerard tenía puestas, las cuales no me dejaban mirar sus ojos y poder adivinar qué cruzaba por su cabeza.

Sacudí la cabeza, intentando desechar lo sucedido durante los últimos diez segundos.

—¡oh, santo cielo!, ¿podrían guardar silencio?—dijo una voz desde abajo de la mesa.

Love Has Led Us Astray  ||  Gerard Way y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora