Love Has Led Us Astray || Gerard Way y tú

5.

Literalmente se me cayó la mandíbula tras oír lo que Gerard había confesado y el impacto fue tal que por algunos segundos olvidé que tenía que respirar. Mientras eso sucedía, sentí mi mente estallar en un millón de voces que gritaban sin descanso, intentando llegar a un consenso, que terminó por resumirse en un: "esto no puede ser cierto".

Lo miré y ahora su rostro estaba enrojecido por completo, y me miraba, esperando una respuesta de mi parte, o quizás esperando el momento en el que yo tomara mis cosas y huyera de aquel lugar intentando olvidar lo sucedido. Pero ciertamente no deseaba huir de ahí –ni mucho menos podía hacerlo puesto que estaba petrificada de pies a cabeza– sino que deseaba que ocurriera algo capaz de borrar mi memoria las palabras de Gerard.

—¡¿QUÉ?! — chillé cuando logré hacer funcionar mi cerebro.

—pues... eso.

Y nuevamente nos quedamos mirando. Yo aún impactada. Él esperando a que le dijera algo.

—¿CÓMO?

Gerard se encogió de hombros. Di un amplio suspiro, intentando volver a mi punto de equilibrio y calmarme un poco. Reconsideré la idea de irme de aquel lugar, pero a decir verdad necesitaba oír la historia por completo o de lo contrario tendría el tema en la cabeza hasta volverme loca. De todos modos aún deseaba una lobotomía.

—¿cuándo?

—siempre.

Le dediqué una nueva mirada de sorpresa. Aquella respuesta no me la esperaba en absoluto y gatilló en mí un real interés por escuchar la historia entera.

—¿podrías elaborar más lo que me quieres decir?

—es que me estás mirando con una cara muy extraña y siento que a la siguiente palabra que diga, vas a salir corriendo de acá

—¿y qué cara quieres que te ponga? Demonios, esto me tomó por sorpresa.

—por favor no me odies...

—por favor dime bien todo lo que me tengas que decir.

—¿no te irás?

Negué con la cabeza.

—¿qué quieres saber?

—obviamente todo.

—me gustas, de siempre... desde que éramos niños, no sé por qué.

—entonces, ¿por qué siempre te has comportado como un idiota conmigo?—sí, definitivamente aquella era la pregunta del millón de dólares.

—sé que jamás he actuado como debería actuar para intentar conquistarte, pero todo partió porque cuando pequeño tenía miedo a que descubrieras que me gustabas y luego no supe como detenerme—agachó la vista—confieso que ahora de más grande lo he seguido haciendo porque es la única forma que tengo, o tenía, de llamar tu atención. Jamás intenté hacerme ilusiones contigo—suspiró—sin embargo durante aquellos días en que fui tu "esclavo" y estuve tan cerca de ti, me hizo sentir que quizás sí podía relacionarme contigo de algún otro modo que no implicara el discutir y pelear por estupideces. Pero luego me mandaste a la mierda diciendo que no éramos amigos, ni que te interesaba serlo y perdí el control de mí mismo.

Tras escucharlo, admito que sentí lástima por él. Especialmente por lo que le había dicho días atrás, donde en verdad conseguí herirlo. En cierta medida comprendí su lado de la historia, pero eso no quitaba en absoluto lo idiota que se había comportado conmigo desde tiempos inmemorables. Tampoco quitaba el hecho de que no confiaba en él para nada.