"Se reitera el llamado a los pasajeros del vuelo 87 de American Airlines con destino Portland, Oregon. Último llamado a embarque"
7:55 de la mañana. El altoparlante sonando sin parar en el aeropuerto de Newark, y yo figuraba corriendo por la sala de embarque buscando en qué puerta debía ingresar para tomar mi vuelo a Portland que salía en tan solo cinco minutos.
Gerard y yo habíamos fallado rotundamente en dormir una pequeña siesta tras haber pasado casi toda la noche despiertos. Como resultado de eso él iba atrasado para llegar a su oficina en Manhattan y yo iba con el tiempo justo para alcanzar mi vuelo. De todos modos se dio el tiempo para ir a dejarme a toda velocidad al aeropuerto, y de ahí continuar su camino a Nueva York. Debido a ello, nos despedimos rápidamente, sin embargo con muchos planes e ideas para volver a encontrarnos lo más pronto posible, ya que una noche juntos no había sido suficiente.
Ya cuando el avión estuvo volando sobre las nubes logré recuperar el aliento tras mi carrera por todo el aeropuerto, recliné el asiento los pocos centímetros que podía hacerlo y cerré los ojos para dormitar mientras esperaba el desayuno o algún tentempié para el viaje. Comencé a pensar en lo que haría durante la tarde al llegar a Portland. Mi plan era ir a dejar mi maleta a la casa de mi padre, conversar de manera resumida lo que me estaba sucediendo y que me acepte de vuelta en casa, para luego ir donde Josh y romper con él. Aún no sabía qué decirle específicamente, pero sabía que sería en la línea de la verdad. No quería darle excusas, ni inventar frases tipo "no eres tú, soy yo" a pesar de que en verdad el problema en este caso sí era yo. Quizás le contaría mi historia desde el principio, o quizá solo le diría "lo lamento pero resulta que mi corazón siempre estuvo en Jersey, adiós" y luego me marcharía para no volver más. De cualquier manera, con todo lo sucedido era inevitable romperle el corazón; y era un precio que estaba dispuesta a pagar.
—
Desde el mismo momento en que Gerard me habló sobre las promesas que quería que hiciéramos, supe que a pesar de ello él no cambiaría su actitud para evitar aquella tragedia inminente de la que hablamos. Sabía que aquel aire de buen novio no le iba a durar más que por aquella noche. Y así fue. Volvimos a nuestra rutina apenas pusimos un pie dentro de las instalaciones del tour; Gerard se perdió y yo me quedé esperando su regreso con la angustia de siempre.
—vamos, sé que Gerard no ha aparecido pero no por eso te vas a quedar encerrada en vez de acompañarnos a la fiesta.
—Frank tiene razón—suspiró Mikey—además mi hermano lo más probable es que ya está allí.
—lo sé y por lo mismo no quiero ir, porque sé que va a esperar a que yo me embriague para acercarse a mí y hacer como si nada hubiera pasado—resoplé.
—entonces no bebas—mi amigo se encogió de hombros—supongo que tú a diferencia de él sabes controlarte, ¿no?
Lo mire con la boca abierta lista para rebatir lo que me había dicho pero me di cuenta que en verdad Mikey tenía un punto. Era obvio que podía lograr salir de fiesta sin embriagarme, o al menos creía poder lograrlo. Si algo sabía en un cien por ciento era que aún tenía control de mi misma, ¿cómo podría fallar?. Me tomé las palabras de Mikey como un desafío y sólo por ese motivo acepté ir a la fiesta que los chicos de Taking Back Sunday habían organizado a un lado de su bus.
Todo marchó bien en un principio, encontramos a Gerard y me sentí capaz de manejar aquella instancia de fiesta estando sobria. El problema fue que creí que tomar una cerveza no me haría daño, sin embargo ese fue mi gran error de aquella noche, ya que luego vino una segunda, una tercera y al rato estaba igual de ebria y drogada que Gerard. La peor parte de todo: Mikey estaba dispuesto a hacérmelo notar, a pesar de no estar mucho más lúcido que yo.
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Love Has Led Us Astray || Gerard Way y tú
FanficEs el Warped Tour del 2004. Gerard Way perdió el control de sus adicciones mientras que su novia (tú) intenta día a día rescatarlo de sí mismo. Agobiada de la realidad, ella prefiere vivir de los recuerdos. Sin embargo con el correr de los días la...