Luego de perder la noción de la realidad, todo se convirtió en una nebulosa. Oscura. Solitaria. Una nebulosa en la cual a pesar de no lograr sentir mi cuerpo o lo que sucedía con él, sí podía sentir ecos de voces. Indescifrables voces que iban y venían, y que se mezclaban con las voces que hablaban dentro de mi cabeza. Aquella era la única compañía que tenía en medio de la oscuridad en la que me encontraba y a pesar que a momentos sonaban desesperadas, me sentía más tranquila de lo que nunca había estado.
"¿Qué has hecho?"
"No lo sé"
"Tienes que salir de acá, tienes que volver"
"Pero, ¿cómo lo hago?"
Junté la poca fuerza de voluntad que me quedaba para intentar abrir mis ojos. Sólo conseguí ver luces en medio la oscuridad, las cuales parecían más producto de mi imaginación que una imagen de la realidad.
"No cierres los ojos"
"No puedo, es más fuerte que yo"
Me sentía en un punto donde el intentar ver o hacer algún movimiento era como ir cuesta arriba en un mundo donde la gravedad se había multiplicado diez veces lo normal y me arrastraba con fuerza hacia abajo.
"¿No sería más fácil dejarme llevar?"
"Ciertamente"
"¿Entonces?"
Estaba cansada, no quería luchar más. Habían sido unas horas donde había dejado mi vida llorando en mi apartamento, y a esta altura del día en verdad no quería más guerra. En verdad no sólo aquel día, sino que la semana entera había sido un total desastre. Necesitaba un respiro.
"Inténtalo una vez más"
"No quiero"
"Vamos, solo una vez más"
Así lo hice, y esta vez solo vi blanco. Conseguí distinguir unas sombras acercándose y alejándose, hacían sonidos extraños. Pitidos, metales, aire. "Quédate con nosotros, cariño" pareció decir una de ellas. Pero la gravedad era más fuerte que yo. Intenté mantener los ojos abiertos hasta lograr ver con claridad lo que sucedía, pero la oscuridad inevitablemente volvió y apagó lentamente los sonidos que se habían intensificado de un instante a otro. Dejé de aferrarme. Ya no tenía caso, era mucho más fuerte que yo y, en cierta medida, era lo que necesitaba. Silencio. Tranquilidad. Un espacio solo para mí y mis pensamientos. Me dejé llevar por la liviandad que invadía mi cuerpo, como si de un momento a otro me hubiera vuelto etérea y de este modo el dolor, el miedo, la ansiedad, todo, todo se fue.
Era libre de mí misma, al fin.
—
La noticia de que la Señora Elena se encontraba en el hospital nos cayó como balde de agua fría. El viaje de Brooklyn a Newark fue una pesadilla tal que a mitad de camino obligué a Gerard a detener el auto para yo seguir conduciendo o de lo contrario nos iba a matar en la autopista debido a que iba conduciendo como un loco, llorando a mares. Y no era para menos, si desde siempre tanto él como Mikey habían sido muy apegados a su abuela. Yo también, a decir verdad, puesto que durante toda mi vida había sido como la abuela que jamás tuve y desde pequeña que tengo muy buenos recuerdos de ella, por lo que entendía por completo el dolor que sentía Gerard, quien se fue llorando abrazando sus rodillas el resto del camino. De tanto en tanto le daba caricias en el rostro o sus manos para intentar calmarlo, junto con alguna palabra de aliento, sin embargo tenía un muy mal presentimiento sobre el panorama que nos encontraríamos en el hospital.
Al llegar, de inmediato nos encontramos con Mikey y Donna. Ésta última sollozaba aferrada a su hijo y apenas vio a Gerard, corrió a sus brazos llena de pesar. Con Mikey nos dirigimos una mirada apenada y nos abrazamos fuertemente. Se me cayeron las lágrimas al oír como mi amigo rompía a llorar, hundiendo su cabeza entre mi cabello y mi hombro. Jamás, en todo el tiempo que lo conocía, lo había visto tan destruido como se encontraba en aquel instante.
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Love Has Led Us Astray || Gerard Way y tú
FanfictionEs el Warped Tour del 2004. Gerard Way perdió el control de sus adicciones mientras que su novia (tú) intenta día a día rescatarlo de sí mismo. Agobiada de la realidad, ella prefiere vivir de los recuerdos. Sin embargo con el correr de los días la...