24.

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Los días que siguieron al 11 de septiembre, no fueron muy alentadores. Creí que con el correr del tiempo me iría sintiendo mejor, pero no fue así. Al contrario, cada día que pasaba me moría un poco más por dentro, ya que a pesar de comunicarme a diario con Mikey, no había conseguido hablar con Gerard. Más aún al saber que el motivo por el cual no quería hablar conmigo —ni con nadie que no fuera su abuela— era porque aún se encontraba shockeado por todo lo que presenció en Nueva York.

"Mejor espera que él decida llamar, no quiero seguir presionándolo" me dijo Mikey luego de una semana. Eso no hizo más que empeorar mi situación, en la cual estaba fumando una cajetilla de cigarros diaria y medicandome para controlar los ataques de ansiedad que me venían con más frecuencia de lo que estaba acostumbrada. "Estrés post traumático" había dictaminado el terapeuta y me conformé con usar aquel diagnóstico como una forma de ocultar al resto de las personas que también en gran parte me sentía miserable por estar tan lejos de los Way. En especial ocultarlo de Josh, quien por su parte hacía todo lo posible por sacarme de ese estado de destrucción en el que estaba, haciéndome sentir aún peor. Haciéndome recordar a diario lo patética que era por no tener la fuerza suficiente para retomar las riendas de mi vida y poner en acción mis planes para volver a ver a Gerard. Pero no, en vez de ello continué dejándome llevar por la inercia de los días, del dolor, ya que de momento era mucho más fácil inventar sonrisas falsas ante las atenciones de Josh que tomar la decisión de abandonar aquel apartamento y tener que lidiar con la soledad de no tener unos brazos en los que dormir por la noche; con plena conciencia que ello solo empeoraría el momento en el que rompiera con él. Sin embargo ante lo ocurrido, era un precio que estaba dispuesta a pagar.

—me alegro que por fin hayas decidido salir de casa—dijo Josh besando mi mano, mientras caminábamos por el barrio donde vivíamos.

En efecto, tras quince días transcurridos desde el 9/11, por fin me había hecho el ánimo para dar un paseo nocturno y tomar algo de aire fresco. Aquel día había amanecido de mejor humor que los anteriores, algo más esperanzada de que todo se arreglaría tarde o temprano, comprendiendo por fin que así como yo me había demorado días en decidir pisar el mundo real de nuevo, Gerard también estaba viviendo el mismo proceso por su cuenta. Por lo que sólo debía esperar, nada más.

—sí, creo que hubiera sido un crimen desperdiciar una de las últimas noches de verano quedándonos en casa—reí.

—cierto, además sabía que te vendría bien cambiar de aire por un rato.

Al llegar junto al edificio en el que vivíamos, en vez de ingresar a nuestro apartamento nos fuimos a sentar un rato en la pequeña plaza que había al frente. La excusa de Josh era mirar las estrellas. Yo acepté para no hacerlo sentir mal, ya que en verdad me sentía cansada y deseaba acostarme a dormir en la medida de lo posible. Había sido demasiado contacto con el mundo exterior por un día.

—sé que has tenido días difíciles últimamente, preciosa, y me pone contento sentir que por fin estás mejor.

—es solo que hoy fue un buen día—me encogí de hombros agachando la mirada—espero mañana se repita.

—pierde cuidado, me encargaré que así sea.

—Josh, no es necesario que hagas nada.

—¿qué dices? Yo lo único que quiero es que seas feliz, y haré todo lo posible para que así sea.

Sonreí algo nerviosa por el tono que estaba empezando a tomar la conversación.

—de hecho estos días he estado pensando en nosotros—continuó hablando Josh—en cómo completas mi vida, en lo feliz que me hace estar junto a ti...

Love Has Led Us Astray  ||  Gerard Way y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora