El camino de vuelta a casa transcurría en completo silencio. Gerard iba concentrado mirando por la ventana y yo, por mi parte, mantenía mi atención en el tráfico. De cuando en cuando intentaba acariciar alguna parte de su cuerpo para intentar suavizar los ánimos, pero no recibía ninguna reacción de su parte. Sabía que debía intentar conversar con él respecto a lo sucedido, para de alguna forma lograr entender por qué había decidido perderse por tantas horas; pero no sabía cómo comenzar a dialogar. ¿Qué debía preguntarle? ¿En qué tono debía hablarle? ¿Enojada? ¿Preocupada? ¿Debía quizás intentar ponerle algún límite o simplemente aceptar que era un adulto que podía tomar sus propias decisiones sin importar si me hieren o no? El problema era que había una línea muy delgada entre salir de fiesta y beber de más; y por otro lado, salir de plano a emborracharse, terminando para más remate en una comisaría. Eso, sin siquiera comenzar a discutir el hecho de que me mintió para hacerlo.
Pasaron largos minutos hasta que por fin me armé de valor para hablar. Claro está que mis intenciones de conversar en verdad eran buenas, pero pasé por alto el detalle de que ninguno de los dos había dormido como correspondía durante la noche, sumado a la resaca que tenía Gerard lo más probable, resultando todo en una combinación fatal que hacía que los ánimos de ambos no fueran los mejores aquella mañana.
—¿dónde estuviste?—pregunté, aprovechando que me había detenido en una luz roja para así poder mirarlo directo a los ojos.
Respondió encogiéndose de hombros. Solté un suspiro de frustración ante su indiferencia, sin embargo insistí:
—Mikey, me dijo que jamás fuiste a juntarte con él y los chicos.
—¿y?—murmuró.
—¿por qué me mentiste?
—problema mío.
Su respuesta me revolvió las entrañas. Efecto inmediato de ello fue que comencé a sentirme molesta, como si un río de furia estuviera comenzando a correr desde mi estómago hasta mi boca.
¿Qué demonios hice para que me hable así? Honestamente, no lograba encontrar explicación a su actitud tan chocante, era como si ni siquiera se hubiera dado cuenta que me mantuvo en vela toda la noche, y que además de ello me hizo cruzar todo Manhattan para ir por él.
Nos mantuvimos en silencio por algunas cuadras, mientras sentía como la rabia seguía ardiendo con fuerza dentro de mí sin lograr contenerla de ninguna forma.
—¿me puedes explicar qué te sucede?—inferí comenzando a sonar molesta.
Me respondió con el frío de su silencio. Otra vez.
—¿me estás ignorando?—alcé una ceja dándole una fugaz mirada.
Silencio.
—Gerard, ¿qué te sucede?
—NADA, NADA, solo déjame en paz, ¡maldita sea!—me respondió alzando la voz.
Listo.
Hasta ahí llegó mi escasa paciencia de aquella mañana.
En un brusco gesto, desvié el auto hacia un costado de la calle y lo detuve de una sonora frenada, haciendo que Gerard se golpeara la cabeza con la ventana.
—¿pero qué demonios?—exclamó sobándose la cien.
—¿quién mierda eres?—dije con el ceño fruncido mirándolo fijamente.
Por un momento me quedó mirando desconcertado ante mi intervención, movió los ojos como pensando cosas de manera fugaz, hasta que su semblante se tornó de un completo enojo.
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Love Has Led Us Astray || Gerard Way y tú
Fiksi PenggemarEs el Warped Tour del 2004. Gerard Way perdió el control de sus adicciones mientras que su novia (tú) intenta día a día rescatarlo de sí mismo. Agobiada de la realidad, ella prefiere vivir de los recuerdos. Sin embargo con el correr de los días la...