2.

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—eres un maldito idiota, Gerard, ¡devuélveme mi dinero!—chillé intentando golpearlo en la cara, pero fracasando rotundamente debido a la diferencia de estatura que nos separaba.

—deja de joder, pendeja.

—deja tú de joderme, ¿para qué me quitas el dinero, si dos pasillos más allá te lo van a quitar? ¡Estúpido perdedor!

—precisamente por eso—soltó una risa

Lo miré indignada y, con aún más fuerza, seguí estrujando su camisa.

Entre eso, apareció Mikey.

—demonios, desaparezco un minuto y ustedes de inmediato se ponen a discutir—resopló acercándose a su hermano para sacar mi dinero de su bolsillo—¿hasta cuándo van a seguir con esto? Digo, ya dejamos de ser niños hace un rato, ¿no?

Mikey tiró de mi mano, haciendo que soltara la camisa de Gerard, y me dirigió su típica mirada de "sabemos que mi hermano sigue siendo un pendejo, pero al menos tú intenta ser un poco más madura que él".

Suspiré, quitándole mi dinero a Mikey para guardarlo nuevamente en mi bolso.

—ok, tú ganas. Vamos a clases—tomé de un brazo a mi amigo, para comenzar a caminar a nuestro salón.

—eso, vete con tu novio—gritó Gerard a nuestras espaldas.

Me di media vuelta para mirarlo y mostrarle mi dedo del medio.

—vete a la mierda.

Unos molestos rayos de luz en mi rostro que se colaban por la pequeña ventana junto a la litera me despertaron. Miré a mi lado, Gerard dormía profundamente. Permanecí inmóvil en la litera durante un momento, respirando; aprovechando aquel momento del día en que todo estaba en completa calma, lo suficiente como para poder escuchar mis pensamientos y las falsas promesas de que este sí sería un buen día, o que al menos sería lo bastante fuerte como para sobrellevarlo.

"Podrías quedarte así todo el día" pensé al ver al hombre junto a mí durmiendo tan plácidamente, como si todo se encontrara en orden.

Procurando no despertarlo, besé su frente y con pereza me levanté para ir por algo de café a la pequeña cocina del bus. Allí me encontré con Frank, quien devoraba unas manzanas con gran apetito sentado a la mesa.

buenos díassonreí, despeinando su flequillo.

¿cómo amaneciste?

con hambre.

Frank me lanzó una manzana de imprevisto, la que afortunadamente alcancé a agarrar al vuelo, o de lo contrario hubiera chocado contra la cafetera que acababa de llenar de agua y café.

gracias.

deberías dejar de tomar café por las mañanas, es mejor la frutasonrió comenzando a comer una nueva manzanao mejor aún, deberías hacerte vegetarianasu mirada se iluminó como la de un niño pequeño al decir aquello.

Reí al saber que aún no había perdido la esperanza de que me hiciera vegetariana, muy por el contrario de los chicos, con quienes ya se había rendido en su misión.

quizás te haga caso en lo de la fruta,

Mordí la manzana que me había regalado y me resultó de lo más refrescante que había probado en los últimos días, más aún en aquellos días de verano en que nos encontrábamos en medio de Arizona. Apenas terminé de comerla, la cafetera terminó de hacer su trabajo, avisando con un pequeño "ting".

Love Has Led Us Astray  ||  Gerard Way y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora