Capítulo 24: Segundo

641 49 5
                                    

Mi sangre se congela y me quedo estática por un momento, para luego comenzar a ponerme el pijama rápidamente.

Mis manos tiemblan y mi mente se bloquea.

El celular suena y siento que no puedo respirar.

Camino cautelosamente hacia el aparato que se encuentra en el suelo, ya que lo solté en cuanto termine de leer el mensaje, y veo la pantalla.

Llamada entrante.

Micah.

Largo un suspiro y atiendo.

-Micah-digo intentando sonar normal.

-Sí, soy yo, perdón. ¿Ya estabas durmiendo? Se te escucha cansada.

-N-no, no, estoy bien.-miento- ¿Qué necesitabas?

-Creo que olvide mi billetera en la mesada de la cocina, ¿podrías fijarte?-pide apenado.

-Claro, sólo dame un segundo.-digo para caminar hacia la cocina.

Ya estaba por acostarme, por ende, las luces están todas apagadas así que debo prenderlas nuevamente.

La billetera marrón descansa en un rincón de la mesada.

-Sí, está aquí-respondo para Micah.

-Oh, muchas gracias, Sami.-agradece- Y perdón que insista pero... ¿estás bien?-vuelve a preguntar.

-Sí-afirmo-, bueno... no tanto... creo que me insolé un poco-miento-, pero eso es todo.

-Ok...-comenta- ¿Tienes algo que hacer mañana? Porque antes de correr, puse a cargar la piscina... aunque con la tormenta de ahora no creo que este muy limpia, pero podemos limpiarla, hay buen pronóstico para mañana...

-Hmm... sí, como quieras-contesto.

-Perfecto, te veo mañana entonces. Espero que te mejores.

-Gracias.

-De nada, dulces sueños, Sami. Adiós.

-Adiós-me despido y la llamada termina.

Ni siquiera sé qué fue exactamente lo que hable con el rubio. Mi mente sigue dando vueltas con el mensaje.

Antes de volver a la habitación, aseguro todas las puertas y ventanas. En especial la de mi habitación...

Estoy aterrada.

Quién quiera que sea... sabe mi nombre y sólo significa problemas.

La primera persona en la que pienso es en Louis, pero es... imposible.

Es más, creo que debería decirle.

¿Qué tal si tiene que ver con los... ¿tipos malos?

Oh, Dios.

No sé qué pensar.

Intento convencerme que no está aquí, que sólo acertó el color de mi ropa interior por casualidad, y finalmente decido cerrar mis ojos y concentrar todas mis fuerzas en dormir.

La única cosa que necesito en este momento es dormir.

***

Goteo. Goteo. Goteo.

Mis ojos se abren, pero sigo sin poder ver nada.

Y de repente, poco a poco... La veo.

Justo en frente mío, como un maldito reflejo.

Pero yo no estoy sonriendo.

Intento moverme, pero una vez más estoy petrificada.

Burn | B.S. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora