Capítulo 2: La única razón.

1.8K 87 23
                                    


-Sam, levántate-dice zarandeándome.
-Es sábado...-balbuceo y me cubro con la sábana hasta la cabeza.
-Oh, vamos. Me tengo que ir en una hora, desayuna conmigo-insiste.

Hago caso omiso, rodeo su cintura y me acurruco en sus piernas.

-Samantha, a desayunar. Ya.


Dijo Samantha.
Oh, sí, me llama por ese nombre, y la verdad, lo prefiero.
Pero el punto es que cuando me llama Samantha, es porque está hablando en serio.

Además de darme los antidepresivos, Louis trajo a un doctor hace como cuatro meses atrás, que me diagnostico anemia.
Es decir, alimentos sanos y nada de saltearse las comidas, como solía hacerlo.

El chico se volvió muy estricto desde que el doctor le informó de la bendita anemia.
Tampoco es que mis valores estaban muy por debajo de los normales, pero Louis es muy exagerado.

Parecía un papá preocupado por su única y pequeña hija, pero por supuesto que no era mi papá.

Un padre no hace las guarradas que hago con Louis.
No.







-¿Tomaste todo lo que tenias que tomar?-dice mientras acomoda un mechón de mi cabello, con los ojos entrecerrados por el Sol.

Acabamos de desayunar, y decidimos pasar un rato en el jardín. Acostados sobre el pasto recién cortado.

Él boca arriba, y yo sobre él.

-Sí-contesto revoleando los ojos.
-¿Vas a comer como tiene que ser a la hora del almuerzo?-vuelve a preguntar.
-Sí-alargo y suelto una risita.

Se me hace gracioso cuando se pone en ese papel.

-¿Estás comiendo todo y no me estás mintiendo, no?
-Por Dios, Louis, sí-digo con una media sonrisa.
-Comprobemos...-dice para luego pellizcar mi trasero.

-¡Louis!-chillo para luego soltar una risotada.
-Sí, creo que está más relleno que la semana pasada. Así me gusta-dice de lo más normal.
-Idiota-murmuro entre risas.
-Discúlpame, pero si vas a ser mi esposa tienes que tener un buen trasero, casi tanto como el mío-me guiña el ojo, y se yergue, haciéndome quedar a horcadas sobré el- Sólo quiero que estés bien, ¿si?-dice mirándome a los ojos.

Asiento en respuesta, y me da un corto beso.

-¿Volverás pronto?-pregunto rodeando su cuello.

Nunca me gusta que se vaya.
Sé que tiene que seguir con sus asuntos, y lo respeto porque tiene sus razones, pero simplemente me cuesta separarme de él.
Tal vez porque es mi única compañía.

-Si todo está como pedí, volveré mañana por la noche. Así que espérame con esa sexy, vieja y desgarrada remera de los Simpsons que siempre usas como pijama-dice revoleando los ojos cuando hace referencia a mi remera- Sigo sin entender por qué la conservas, sabes que puedes comprarte una mej-
-Me gusta, punto final-lo interrumpo.
-Como digas. Ya me tengo que ir-dice para volver a besarme. Pero esta vez el beso es más efusivo, y sus manos viajan hasta mi trasero -nuevamente-para estrujarlo.-No me extrañes-dice antes de soltar mis labios.
-Claro que no-bromeo.

Louis me hace a un costado y luego nos levantamos.

Lo acompaño hasta la puerta, y finalmente se va en su Land Rover negra.






Me gusta, punto final.

Mentira.
Había una explicación por la cual estaba tan apegada a esa remera.
¿La razón? Chris.

Burn | B.S. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora