3. Un brillo en sus ojos...

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Era un niño estudioso. Apenas tenía 9 años y ya era más listo que todos los de su clase. Casi todos se metían con él, por eso no era muy sociable. Aquellos matones consiguieron plantar en él, una semilla de desconfianza e inseguridad. Llegaba a casa todos los días y su madre le preguntaba que es lo que había aprendido en la escuela. Él siempre se lo contaba con lujo de detalles. Ponía sus peluches, que no eran muchos, encima de su cama y fingía ser su profesor.

Iba a clases particulares. Pero no porque no sabía. Todo lo contrario. Porque quería aprender más. En la escuela siempre contestaba a las preguntas que hacía el maestro y hacía los mejores exámenes. Pero a pesar de su conocimiento él no era feliz. Llegaba su casa y lloraba rodeado por sus juguetes, que eran sus únicos amigos.

Pasaron muchos años. Aquel pequeño niño se convirtió en un hombre muy apuesto e inteligente. Hizo varias carreras, fue a la universidad y empezó a trabajar en un colegio como profesor. El mismo colegio donde él sufrió innumerables golpizas e insultos. Pero eso lo convirtió en lo que era ahora. 

Cada vez que enseñaba algo a sus alumnos, recordaba los días de su infancia cuando llegaba a casa y daba clases a sus peluches y un brillo especial aparecía en sus ojos

Mil y una noches de lectura. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora