Muchas veces me he preguntado a mí misma qué era el amor. Jamás había experimentado nada sobre el tema y lo único que sabía era lo que leía o me contaban mis amigas. Pero una cosa era escucharlo, y otra muy diferente era sentirlo.
Mi primera relación fue un fracaso total. Solo tenía once años. ¿Que sabría yo de amor? Todavía seguía jugando con mis muñecas. Era otra época. Ahora era distinto. Conseguí salir con el chico más guapo de todo el colegio. Pero no pasó nada. Apenas duramos un mes que se me pasó como dos días. Todo fue un follón.
Pero mi primer amor... Mi primer amor verdadero. Era un chico algo más alto que yo, moreno, de ojos azules y piel blanca. Una amiga nos presentó y digamos que hubo química. Cada vez que hablábamos se me giraba el corazón al competo. Sentía, no uno, quizás treinta nudos en mi garganta y zoológicos en mi estómago. Vivía solo para verle. Para hacer tonterías con él. Para estar a su lado. Pero fue el primero que me rompió el corazón. Mi primer amor, también fue mi primera decepción. Solo éramos amigos desde hace un año cuando de repente me soltó la bomba de que se tenía que ir. Se iba. Y yo no le dije lo que sentía por él. Vaya estúpida.
Pero todo pasa, y las heridas, aunque están ahí todavía, ya no duelen tanto.
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Mil y una noches de lectura. ©
RandomSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?