14. Por un mensaje de texto.

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Estaba destrozada. La verdad es que no me lo esperaba. Y mucho menos así.

Todo había ocurrido la semana pasada. Me levanté el sábado y cogí mi móvil para ver los mensajes. Se me paró el corazón al ver el mensaje de mi novio que decía: ''Te dejo. Ya no siento lo mismo.'' Aquel día no salí de mi cuarto. Mis padres estaban de viaje y la señora de la limpieza no era muy sociable. Me quedé estupefacta. Leí el condenado mensaje más de diez veces. Siete palabras que me habían roto por dentro.

Había días que hacia pellas solo para no verle, pues compartíamos tres clases. Me dolía mucho verle pasarse notitas con otras chicas mientras que a mí ni me miraba a la cara. Un día, fui hasta su casa. Le supliqué, le imploré, que volviera conmigo. Le aseguré que iba a cambiar. Quería volver a ser feliz. Pero se negó y me hecho de su casa. Como si yo fuera solo un ''rollito'' pasajero.

Pero pasaron las semanas, y esa herida que tanto me dolía ya solo era un simple arañazo. Dejé de hacer pellas. Hablaba con otros chicos. Tonteaba. Me sentía viva de nuevo.

Una tarde, estaba hablando por teléfono con un amigo cuando alguien llamó a la puerta. La señora de la limpieza estaba ocupada así que fui a abrir. Era él. Mi ex-novio. El que tanto daño me había hecho. Y para mi sorpresa me estaba pidiendo otra oportunidad. Se puso de rodillas frente a mí. Me imploró que le perdonara. Que había sido un idiota por haberme dejado escapar. Y lo había sido. Pero más idiota fui yo por suplicarle que volviera conmigo hace tiempo.

Le dí con la puerta en las narices y le dejé allí para que experimentara lo que yo experimenté cuando estuve en la misma situación. Tenía toda una vida por delante y no la iba a desaprovechar con alguien que no supo apreciarme.

Mil y una noches de lectura. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora