Estaba enamorada. Y a su vez harta de ocultarlo. Él era perfecto. Eramos los mejores amigos desde pequeños. El siempre me había protegido de los que me querían hacer daño. Pero fuimos creciendo y mis sentimientos fueron cambiando. Empecé a verlo como algo más que ese ''mejor amigo''. Pero él seguía viéndome igual. Y aunque sintiera algo por mí, no lo demostraba.
Me moría de celos cada vez que venía a mi casa para pedirme consejos de como conquistar una chica. De que ropa elegir para la cita. De que hablar. Como sorprenderla. Y el resultado siempre era el mismo. Él en la cita y yo en mi casa viendo películas ñoñas.
Quise declararme más de una vez. Pero tenía miedo.
Podría ser que él sintiera lo mismo. ¿Pero luego qué? Saldríamos quizás. Pero, ¿y si discutimos?¿Y si cortamos y volvemos a ser dos desconocidos?
Podría decirme que él no me quiere de la misma forma que yo a él. Cada vez que quedáramos sería incómodo e iríamos perdiendo la confianza que tanto nos había costado reunir.
Podría decirme que está enamorado de otra.
Que es gay.
Que tiene novia.
Podría decirme tantas cosas. Pero todas daban el mismo resultado. Una situación incómoda. Años de amistad tirados por la borda.
Estaba enamorada, sí. Pero el miedo al rechazo era más grande.
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Mil y una noches de lectura. ©
De TodoSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?