30. Nueva guerrera.

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Los edificios. Las personas. Los coches. Todos era diferente aquí. Hasta el ambiente parecía diferente. Mudarme se me hizo muy difícil. Me dolió mucho tener que dejar atrás todo lo que conocía. Mis amigas. Mi instituto. Mi hogar.

Es duro empezar una nueva vida. Y más aún si nadie te ayuda. ¿Pero cómo podría ayudarme alguien si no conocía a nadie aquí? Pronto tendría que ir a mi nueva escuela. Eso es lo que más temía. ¿Y si no les gustaba?¿Y si los profesores eran más estrictos?¿Y si todo sale mal? Tantas dudas. Tantas preguntas.

Llegó el día y allí estaba yo. En el despacho del director esperando a que me llevará a mi clase. Entre tanto vino un chico y se sentó a mi lado.

-Eh Hola. ¿Eres la nueva? -Me preguntó.

-Supongo. -Dije sonriendo.

-¿Supones? -Empezó a reírse.

Era la risa más contagiosa que había oído jamás. Y aunque no me hacía gracia que yo fuera el chiste empecé a reírme igual. Empezamos a charlar. Era agradable hacer un amigo. O al menos eso creía.

El director me llamó y me dijo que la secretaria me acompañaría a mi clase. Me despedí de mi reciente amigo y me fui con ella. Mi clase era el aula 32. Salvo para lengua y matemáticas que tendría que ir a la 27.

Mis nuevos compañeros eran más amables de lo que me esperaba. En el almuerzo, unas chicas me invitaron a sentarme con ella. Me dijeron lo que tenía que saber. A quienes evitar. Que profesores estaban liados. Era mi mundo.

A última hora, vi al chico del despacho del director y me acerqué a saludarlo. Estaba con unos amigos suyos.

-Hola. -Dije cuando me acerqué a ellos.

-¿Y esta? -Dijo uno de ellos. La verdad es que no le saludé a él así que a callar. Me fijé en mi amigo y vi que tenía una pose muy chulesca. Típico de gilipollas de instituto.

-Pues será otra pringada de por ahí. -Empezó a reírse. Pero esta vez su risa era maliciosa. Muy diferente a la primera vez que la oí. -Anda, date el piro.

Me dí la vuelta y me fui a casa. Todavía estaba sorprendida. ¿Ese era el chico que conocí esta mañana? Imposible. Eran dos personas completamente diferentes. Pero eran la misma persona a la vez.

Me llamó por teléfono, pero yo no le dí mi número. Se disculpó y me dijo que solo fue una broma. Así nos quedamos charlando como dos horas.

Pero al día siguiente pasó lo mismo. Fui a saludarlo y volvió a burlarse de mí con sus amigos. ¿Que coño estaba pasando? Pregunté a mis compañeras que si sabían algo de él. Me dijeron que suele romper muchos corazones. Que era mejor alejarme de él. Pero era como un desafío. Un juego que quería ganar. Quería ser yo la rompe corazones. Después de lo que me hizo pasar, ahora quería hundirlo.

Mil y una noches de lectura. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora