Ahí estaba otro día más. Sentada en la orilla del mar. Sintiendo las olas en mis pies y la arena en mis brazos. Era la sensación mas hermosa del mundo. Ojalá pudiera disfrutarla para siempre. A estas horas de la mañana no venía nadie. Salvo él.
Era el chico más perfecto que podía haber visto jamás. Venía a surfear. Su cuerpo parecía esculpido por los ángeles. Sus ojos, parecían dos esmeraldas pulidas. Y sus labios... Eran, perfectos.
Solo había un fallo. Una, mejor dicho. Su novia. Era alta. Rubia. De ojos azules. Todo lo que yo no era.
A veces pensaba que era una masoquista. Que me gustaba sufrir. Venía aqui todos los días. Me quedaba al margen y los observada. Veía sus caricias, sus besos, sus abrazos. Deseaba ser ella. Deseaba ser esa chica a la que él tanto amaba. Deseaba ser algo que jamás podría ser. ¿Cómo se iba a fijar en mí? Apenas llegaba al metro sesenta. Mi pelo era corto y sin brillo. Mis ojos eran el típico marrón que nadie quiere.
En fin, soñar es gratis.
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Mil y una noches de lectura. ©
RandomSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?