Es raro. A veces, me paro a pensar y los recuerdos me invaden. Recuerdo a aquella persona que solía ser la razón de mi sonrisa. De mis madrugares. Esa persona a la que le dedicaba todo mi ser. A la que le entregué mi corazón en bandeja de oro. Pero ahora es solo un vago recuerdo. Un charco en medio de un desierto.
La herida profunda se cura, pero deja marca. Cuando esa persona se fue, algo se rompió en mi interior. Quería gritar. Chillar. Llorar. Todo al mismo tiempo. El fuego me quemaba por dentro y las entrañas se me iban a salir. Jamás había querido a alguien tanto y dudo que lo vuelva a hacer.
A pesar de que la herida me dejó marca, hoy, ya no es lo mismo que ayer. Hoy duele menos y cada día mejora.
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Mil y una noches de lectura. ©
DiversosSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?