Ahí estaba otra vez. Con su chaqueta de cuero negra. Apoyado en su moto. Acabándose de fumar su cigarro que acababa de comprar en el chino. Lo veía desde mi ventana. El chico malo del instituto. Al que le da igual todo. Para el que la palabra ''normas'' es solo eso, una palabra. Como cada viernes, esperaba a su amigo, le hacían llamar ''El negro'' pero la verdad es que solo estaba bronceado. A él, a mi chico malo, le llamaban ''El Joker''. Así sin más. Porque siempre era el más de lo más. El jefe y rey de todo. El que imponía orden y desataba el caos.
Era la peor influencia del mundo, pero yo estaba profundamente enamorada de él. De su sonrisa. De su rebeldía. De su forma de pensar. De todo. Solo con verle mi cuerpo temblaba, mi garganta se quedaba atascada y las piernas me fallaban. Pero él, cada vez que pasaba por mi lado, iba tan tranquilo como siempre. Porque sabe que tiene locas a las chicas. A todas. Sabe que tiene poder y sabe como usarlo a su favor. Siempre hace lo que quiere, pero nunca es expulsado del instituto. Y si viene, es solo para pasar el tiempo.
Era muy fácil enamorarse de él. Te bastaba una mirada. Un roce. Y de repente la gravedad deja de existir. Te aferras a esa idea. A la idea de que algún día verá que existes. Que lo amas. Que lo darías todo por él. Pero para él siempre hay una que está mejor que la anterior. Yo solo espero que algún día sea mi turno de ser ''esa''. La que está mejor que la anterior. Pero peor que la siguiente.
Es estúpido. Porque se que voy a sufrir. Pero me da igual.
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Mil y una noches de lectura. ©
AcakSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?