Él. Mi mejor amigo. Mi aliado. Mi confidente. Mi caja de secretos. Jamás pensé llegar a sentir otra cosa que no sea amistad hacía él, pero ocurrió. De repente un día, empecé a mirarle con otros ojos. Veía algo en él que antes me era imposible percibir.
Me enamoré.
Pero él no se daba cuenta. Me trataba igual que antes. Mil indirectas. Pero no las veía. Día tras día albergaba la esperanza de que se diera cuenta de mis sentimientos, pero era inútil.
¿Y si yo no le gustaba?¿Y si se enamoraba de otra?¿Cuánto tiempo seguiré sufriendo? Mismas preguntas, pero siempre la misma respuesta. Osea, ninguna.
Cada día que pasaba le quería más y más. Admiraba su forma de ser. Las cosas que antes me parecían estúpidas ahora eran un vicio. Sus aficiones, ahora eran las mías. Su forma de ser, se adaptaba perfectamente a la mía.
Dos almas gemelas, separadas por todo y nada a la vez.
Era un día algo frío para ser primavera. Hacía bastante viento y me giraba cada dos por tres para que el viento no dejara mi pelo hecho un lío total. Mi mejor amigo y yo habíamos quedado para ir a comer. Pero llegaba algo tarde.
Pero llegó.
Fuimos a tomar algo. Luego volvimos a mi casa y nos quedamos viendo una peli. Él estaba muy cerca de mí. Eso hacía que el corazón me latiera demasiado deprisa. Tenía miedo de que lo escuchara.
Al final de la noche, le acompañé hasta la puerta. Vi como se alejaba cada vez más. Estaba a punto de salir por la verja. Pero se paró. Se quedó pensativo. De dio la vuelta, me miró y dijo: ''Creo que se me olvida algo.'' Vino hacía mí y me besó. Así de repente. Fue el mejor momento de toda mi existencia. El beso más hermoso que podría recibir. Tierno. Suave. Picante. Todo mezclado para crear algo perfecto.
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Mil y una noches de lectura. ©
RandomSi lo que quieres es una corta historia antes de irte a dormir, para leer en el autobús o simplemente porque te aburres, éste es tú libro ideal. ¿Te atreves a abrirlo?