23. Felicidad caducada.

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¿Feliz? Eso no describía ni de cerca como me sentía. Estaba muchísimo más que feliz. ¿Por qué? Muy fácil. Porque por una vez, la vida me hacía justicia. Por fin. Tenía a mi familia unida, los exámenes me salían mucho mejor que antes y por si fuera poco tenía el novio más espectacular del planeta.

 Pero esa felicidad me duró a penas tres meses.

 Cada día, mi novio estaba más distante. Hablábamos muy poco, y las veces que le decía algo me soltaba que tenía cosas que hacer y se iba. Pero pronto descubrí de que ''cosas'' hablaba.

Un día fui a su casa porque me llamo. Quería hablar conmigo. Eso hizo que mi corazón se acelerara. Tres palabras que me dejaron pensando todo el camino hacía su casa. Al llegar, él me esperaba en un banco al lado de su portal. Pero no estaba solo. Estaba con una amiga mía. ¿Qué hacía ella allí? Pero fue solo verlos y saberlo. Era bastante fácil de adivinar. Estaba a punto de llegar donde estaban. Pero me paré. Me detuve en medio del camino. Di media vuelta y me fui. Quería llorar, pero no lo hice. Se acabaron las humillaciones. Se acabó todo

Mil y una noches de lectura. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora