6: Recuerdos

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Esta mañana me sentía muy activa, quería intentar de todo para no tener que pensar en aquel Elementer de ojos grises. Hablar con él desde ese día me había llenado con más confusiones, y lo odiaba. No me gustaban las dudas o tener preguntas sin respuestas.

Lancé el cuchillo de punta fina hacia el tronco del árbol que tenia frente de mí con fuerza y cómo papá me había enseñado años atrás, siempre dando en el centro. Esto era lo que me mantenía fuera de aquellos pensamientos, papá. Él había sido todo para mi y estaba segura que algo le había pasado aunque aún no encontraba la respuesta de por qué sus cosas desaparecieron cuando él también lo hizo. Era ilógico. Solo sabia una cosa, no nos abandono o eso quería creer yo. Negué inconscientemente. No podía habernos abandonado y mamá creía lo mismo.

El árbol picoteado por los cuchillos lanzados se encontraba en el patio de la casa. Era grande y las hojas verdes brotaban de él.  Caminé hasta el árbol, tomé el cuchillo por el mango negro, la punta estaba enterrada en la madera del tronco; me recordó a la chica Elementer, Dyna, mi navaja había quedado enterrada en su pecho pero no le había hecho ningún daño. Me preguntaba...¿Qué les hacia daño a los Elementer?. Con fuerza jalé del mango del cuchillo dejando un pequeño agujero en el tronco del árbol. Uno de cientos.

—Solo espero que no estés enojada por mi culpa.— Me di la vuelta para ver a Zack entrando al patio con las manos arriba al estilo "no me hagas daño". 

Zack llevaba puesto una camisa de manga larga color negra y unos vaqueros. Se veía realmente bien o, tal vez, solo me gustaba como los hombres se veían de negro.

—¿Cuánto tiempo llevas espiándome?—. pregunté volviendo a mi lugar de lanzamiento cerca de Zack.

Se pasó una mano por el cabello oscuro mientras me observaba. —Lo suficiente para saber que algo te molesta. De hecho, siempre lanzas cuchillos cuando algo te molesta.

Levanté mi brazo con el cual sujetaba el cuchillo y apunté. — Nada esta molestándome.—Mentí, aunque sabia que era imposible mentirle a Zack. Giré mi cabeza a su dirección dándole mi mejor sonrisa intentando convencerlo. Sus ojos se estrecharon. Mi vista volvió al tronco, respiré hondo y lancé. El cuchillo dio vueltas en el aire en dirección al tronco hasta por fin aterrizar en el mismo sitio de antes. Gracias papá por heredarme tu puntería.

Me volví a Zack, su vista sorprendida estaba en el cuchillo. —A veces pienso que tu puntería no es normal. ¿Cómo puedes darle en el mismo lugar?—Sus ojos brillantes aterrizaron en los míos—  Eres como Ojo de Halcón o Arrow  pero con cuchillos.

Reí —Había olvidado lo fan que eres de los comics.

—Es que no me pones atención.—Bromeó. Sonreí mientras él también lo hacia. Sus ojos fueron hasta mis labios y lo noté.

—¡Claro que si, Zack! — Aseguré riendo. Le di un golpe débil en su hombro. — No seas tonto.

Caminé hasta el banco de madera que estaba colocado contra la pared blanca de la casa, tomé asiento y Zack hizo lo mismo. —Entonces... ¿Por qué lanzabas cuchillos, Emma?— Una de sus rodillas chocó con la mía. A lado de Zack nada era incomodo y me sentía segura con él de algún modo, además de que sabia que podía contarle cualquier cosa y él estaría ahí para escucharme. Así que me dispuse a contarle mis pensamientos, no sobre Evan, sino, papá. Zack había conocido a papá pero solo de lejos, es decir, no sabia demasiado de él pero sabia lo que había pasado.

—Es lo único que mantiene a papá cerca de mi.—Expliqué. Agaché mi cabeza intentando que mi voz no se quebrará y sentirme débil. Hablar de papá me hacia sentir de mil maneras pero la tristeza siempre invadía.—¿Sabes? Cuando era pequeña, papá me llevaba al arroyo del bosque a pescar. Era muy gracioso porque siempre asustaba a los peces con mis pies. —Sonreí ante el recuerdo, pero saber que tal vez jamás volvería a ver a papá o que nunca más me divertiría con él de esa manera la quitó, incluso pensar que tal vez no volvería a ver el arroyo de nuevo dolió. Las lagrimas quemaron.— Es tan impresionante como un ser querido te daba muchas cosas de valor; amor, abrazos, diversión, cariño, apoyo... y no te dabas cuenta—Observé a Zack quien ponía atención a cada una de mis palabras y por cómo sus ojos me vieron, supe que yo ya estaba llorando, pero igual continué dejando que mis lagrimas escaparan por mis mejillas libremente.—Y de un día para otro nada de eso esta más y es cuando más lo quieres de regreso.

Zack se acercó a mi y me abrazó, su olor me impregnó al igual que su cálido abrazo. Lloré aún más, odiando que él tuviera que lidiar conmigo y entonces, se apartó sin distanciarse demasiado. Sus ojos color miel observaron mi rostro, seguramente me veía horrible pero lo que sus ojos decían era todo lo contrario. Zack siempre me veía de esa manera, como si fuera magia.

Sus pulgares pasaron por mis mejillas limpiando cada una de las lagrimas mientras me daba una media sonrisa. —Quisiera ayudar para que te sientas mejor. No sabes cuánto me duele verte así Emma.—murmuró.

Colocó sus manos en mis mejillas húmedas y se acercó lentamente, nuestras narices casi rozando. Sus ojos brillantes una vez más en mis labios, sabia a donde iba esto pero no lo detuve, necesitaba saber que era esto que sentía por Zack. Así que dejé que se acercara más.

Cerramos nuestros ojos y esperé por sus labios. Entonces pasó, me estaba besando de manera lenta y con calma. Nos quedamos así unos segundos mientras nuestras respiraciones aumentaban. Después, mis dedos fueron hasta su nuca donde se encontraba su cabello oscuro, lo acerqué más a mí intentando que este beso fuera como lo imaginaba. Zack se levantó un poco más, presionando nuestros labios y después nos tomamos un respiro teniendo nuestras frentes pegadas. Nuestras respiraciones estaban agitadas.


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Esto solo va iniciando. ¿Qué opinan de Zack?
Ojalá y les esté gustando la novela. La historia seguirá desarrollando en cada capítulo que suba y pronto se pondrá bueno todo.

ELEMENTOS: Amor de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora