11: Arriesgarse

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Cuando llegué a casa todo estaba en silencio como la había dejado al partir. Como de costumbre, entré por la puerta trasera con calma e intentando no hacer ruido en lo absoluto. Dejé mi mochila en la puerta de la cocina y corrí escaleras arriba con mis pasos torpes y los más silenciosos posibles. Al llegar a la puerta de la habitación de mamá, la abrí lo suficiente como para ver si estaba dormida. Lo estaba, su respiración era tranquila, subía y bajaba.

Cerré la puerta.

Bajé los escalones de nuevo y lleve mi mochila llena de comida arriba conmigo hasta a mi habitación. Ya tenia mi plan hecho en mi cabeza y en la mañana,—si es que despertaba temprano— lo pondría en practica.

Escondí mi mochila en una de las puertas de mi armario, mamá nunca buscaba nada en mi habitación, así que, era un lugar seguro, por ahora.

Después de que el nerviosismo se fuera de mi sistema y en mi cabeza ya no había demasiadas preocupaciones o ideas sobre cómo mamá me descubría, fui a recostarme en mi cama. Descansé el cuello y mi espalda con mucho éxito. Mis ojos se cerraban sin ningún intento o esfuerzo. Pero, aunque quería dormir, algo no me dejaba hacerlo.

Preguntas y dudas sobre lo que había pasado con Evan hoy.

Jamás iba a olvidar este día en realidad. No por Evan, sino por el hecho de que un Elementer me había ayudado a conseguir la comida que mamá y yo necesitábamos. Lo maravilloso de todo esto, es que Evan no conseguía nada al hacerlo, a no ser que algo estuviera ocultando. Que me estuviera ayudando por algo más. . . Era difícil creer su desinterés.

¿Creer o no creer?

Cuando estaba cerca de Evan, confiaba en él, algo me decía que lo hacia. Pero, estando aquí sola analizando las cosas y mis dudas sobre él, era difícil creer que todo esto fuera totalmente bueno. Nada es tan bueno. Así que, la duda que tenia desde un principio apareció de nuevo dentro de mi cabeza.

¿Por qué me estaba ayudando?

Sus ojos grises vinieron a mi mente, y lo imaginé cruzando sus brazos y observándome con esa media sonrisa mientras sus hoyuelos aparecían.

Su cercanía a mí, su calor invadiéndome y la manera en cómo me había sujetado entre sus brazos también vinieron a mi cabeza. Su agarre en mi cintura. Me sentía protegida por él.

Mi corazón hizo eso otra vez y mi estómago empezó hacer cosas raras. No me gustaba para nada esto.

¿Por qué se había acercado a mí de esa manera? Si lo que quería era hacer eso de su velocidad conmigo, solo tenia que explicar y pedirlo.

Estaba segura que a Evan le gustaba jugar conmigo.

Le gustaba ver mis reacciones.

Le gustaba saber que me podía poner de esta manera y que yo no detendría sus movimientos al acercarse a mí.

¿Por qué no podía detenerlo?

¿Por qué me sentía tan torpe a su alrededor?

Si, todas esas preguntas vinieron a mi mente antes de caer en un sueño profundo donde mis ojos no podían más.

















Sentí una mano rozando mi mejilla, me removí por el tacto mientras mis ojos se abrían lentamente y me encontraba con un rostro borroso.

Parpadee varias veces consiguiendo acostumbrarme a la luz de mi habitación.

La mano que seguía acariciando mi rostro pertenecía a Zack. Sus ojos castaños me estaban observando con mucha tranquilidad y calma. Su mano cálida pasó uno de mis mechones cafés detrás de mi oreja. Se sentía muy bien. Una sonrisa se esparció por sus dulces labios, la cual devolví aún adormilada.

ELEMENTOS: Amor de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora