45: Riesgo

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No supe si había escuchado bien.

—¿Qué?—Cuestioné a Evan mientras su rostro seguía teniendo esa mirada. Tal vez, era empatía. Empatía por Dyna.

—Dyna perdió a su hermano.—Volvió a decir. Confirmándomelo todo, de nuevo. —Dyna no siempre fue así.— Ahora su voz sonaba diferente como si aquel comentario tuviera impacto en él.

Parpadeé varias veces. —Espera. —Pedí. Mi cabeza estaba trabajando para entender todo.—¿Estas diciendo que el hermano de Dyna es uno de los primeros? ¿Eso quiere decir que esta en... la base del gobierno? —Le pregunté entrecerrando mis ojos.

Si la respuesta era "Sí", habría mucho detrás de aquello. Según Evan, los primeros llegaron hace algún tiempo atrás. Si seguía ahí, prisionero del gobierno... eso podía causar una vida de sufrimiento. Usando su cuerpo como medio de experimentos y para recaudación de nueva información. Dioses, ¡El hermano de Dyna fue uno de los primeros! Para los científicos debió significar mucho. No quise imaginarme más porque eso mataría la poca inocencia que quedaba dentro de mí y, además, mi padre era parte de todo eso.

Me recorrió un escalofrío.

—Eso no se sabe. —Movió la cabeza. Vi el rostro de Evan y como la esperanza no era ninguna de esas emociones que él sentía.—Los primeros desaparecieron hace meses, incluso años. No hemos tenido ningún tipo de comunicación con ellos desde entonces.—Evan se tocó el cabello, desesperado.—En pocas palabras... no sabemos nada de ellos o si siguen con vida.

Me entristecí.

De pronto, todo tenía sentido.

Dyna odiaba nuestra raza por lo que le habíamos arrebatado. Y, aún más doloroso, ni siquiera ella tenia la certeza de si su hermano seguía con vida o seguía siendo torturado por el gobierno dónde, para mi suerte, mi padre trabajaba.  Seguro que cuando me veía, veía también lo que le habían arrebatado. Quizás por eso las golpizas, el odio y el terror. Dyna estaba muriendo de desesperación. Ahora todo estaba más claro.

No obstante, Dyna me odiaba por lo que había perdido igual que los demás así que... aquello no cambiaba mucho las cosas. Estoy segura que cualquier otro elementer, si tuviera la oportunidad, me golpearía al igual que ella. Porque los humanos seguíamos siendo su peor enemigo. Aunque aquello no justificara las acciones de los Elementer... sí era una explicación de sus actos.

Me aparté el cabello del rostro.

Encontré también empatía en mis pensamientos.

Entendía como podía sentirse, porque yo también me sentí así con mi padre a excepción de que la tortura no era una de mis preocupaciones. Dyna, si lo pensaba. Era una de sus preocupaciones.

—Por eso me odia.—Dije en voz alta. Caminé alejándome de Evan que ahora me observaba con atención—Ella sabía desde el principio que mi padre trabajaba para el gobierno. El mismo gobierno que podría estar haciendo daño a su hermano.—Me apreté la cara con frustración. ¿En qué momento mi vida se había vuelto tan complicada? No lo entendía.

Evan llego detrás de mí. Sus manos encontraron mis hombros y los apretó con calidez. —Pequeña... tú no tienes la culpa de nada, ¿de acuerdo?.— Sentía su pecho subiendo y bajando detrás de mi espalda.—Ella debería lidiar con su dolor de otra manera no... desquitándose contigo.—Evan se colocó delante de mí. Ahora su mirada me volvía a estudiar sonriendo de lado mientras sus ojos plateados llamativos reclamaban mi atención. Las ventanas y la luz que dejaban entrar los hacían ver aún más claros. Era algo sorpendente. Mis mejillas querían arder con la misma calidez con la que mi sangre ardía.—Lo entiendes, ¿verdad?—Preguntó al final.

ELEMENTOS: Amor de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora