22: Visita

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Le habia mentido a mamá.

De alguna misteriosa manera, concilié el sueño aunque no por mucho. Estaba cansada de tanto pensar en: mamá, Evan, inclusive de Zack, Lina y la maldita elementer de ojos ámbar, Dyna. Solo queria un momento de paz donde mi mundo era solo yo y sin preocupaciones. Claro que, muchas de aquellas personas las apreciaba, sin embargo, un descanso no era tan malo.

Después de varias horas de sueño, desperté sin saber el motivo. Eran las tres de la mañana y sentía mucho calor, de pronto.

Me levanté aún adormilada, llevaba puesto un short negro con un pequeño dibujo de un corazón desgastado en una esquina, y una blusa de tirantes también negra.

Llegué hasta mi baño y sin pensarlo dos veces me cubrí el rostro con agua helada. Desperté un poco pero no lo suficiente como para no querer regresar a mi cama y volver a dormir otro buen rato. Amaba dormir. Creo que era el único momento donde, sin evitarlo, te olvidas de todas las cosas. Aunque algunas veces, las pesadillas se aparecían.

No había olvidado para nada aquella pesadilla que había tenido días antes.

Raro.

Me miré al espejo. Mis ojos marrones estaban adornados con unas ojeras oscuras de un tono morado leve. Además estaba segura que eso que estaba debajo de mis labios era una espinilla o un nuevo lunar. No lo sabia, así como tampoco sabia porque seguía viéndome en el espejo.

Me cepillé el cabello por ultima vez y me aparté del espejo caminando hasta a la salida del baño.

Me tallé los ojos mientras caminaba hasta mi cama, pero no llegué a ella.

Un aire desconocido erizó mi piel y provenía de la ventana. Mis ojos dieron hasta las cortinas las cuales, estaban bailando con el ritmo de la brisa y el aire que se introducía por la ventana abierta.

Me quede helada.

¿Por qué la ventana estaba abierta?.

Yo nunca la dejaba abierta.

Tal vez, mamá habia entrado y la habia abierto mientras estaba dormida, era la unica respuesta que llegaba a mi mente y que no me asustaba.

Analizé la habitación.

Y lo que vi mandó un escalofrio a mi columna y señales de alerta.

Había una silueta oscura en una de las esquinas de la habitación.

Los siguientes pensamientos me asustaron.

Supe que era un hombre por su altura y el tamaño de su cuerpo y, aunque no podía ver sus ojos ni su rostro por la oscuridad, sabia que me estaba viendo.

Comenzó a caminar a mi dirección con pasos lentos que retumbaron en mi oídos.

No era ruidoso al caminar pero, su cercanía comenzó a mandar electricidad a todos mis músculos para que yo hiciera algo o me moviera.

No me quedaria congelada como la ultima vez.

Asustada, corrí hasta mi mesita de café y saqué la daga escarlata que guardaba dentro de uno de los cajones.

La tomé. No obstante, no logré hacer ningun movimiento más.

Una mano tapó mi boca y la otra aprisionó mi mano donde llevaba la daga escarlata la cual estaba brillando en la ocuridad.

Con la poca y leve luz de la daga, pude observar con pequeña claridad de quién se trataba.

—Hey tranquila.— dijo en voz baja y ronca.— Soy yo.

ELEMENTOS: Amor de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora