16: Pensamientos

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Era cómodo, tranquilizador y me gustaba esta sensación que estaba teniendo junto a Zack. Sus brazos envolviéndome y su respiración golpeando mi nuca y cuello, relajándome por completo. Su respiración era estable y profunda. Y aunque lo tenia a mis espaldas, me lo imaginaba durmiendo sonriente. Seguro que había estado esperando esto hace mucho. ¿Pero yo? Ja, bueno me gustaba la sensación y la seguridad que me transmitía pero algo me estaba faltando.

De pronto, a mi mente le llegó un color grisáceo. No, unos ojos grises y brillantes. Y aunque tenia una idea, no supe porque había relacionado todos mis pensamientos con él precisamente. Abrí mis ojos ansiosa. Ahora me sentía atrapada entre los brazos de Zack. No sabia que me estaba pasando pero sentía que no era nada bueno. Algo no se sentía bien.

Intente removerme entre sus brazos, solo esperaba que no se despertara. Sin embargo, Zack me apretó aún más a él haciendo sonidos pertenecientes a una persona adormilada.

Mientras el tiempo seguía pasando y yo estaba aún despierta viendo hacia el techo blanco o algunas veces directo hacia la ventana, no pude dejar de pensar en el ataque y en mamá; prácticamente todos mis pensamientos conectaban con alguien en particular. Evan.

Ojos grises.

Cejas oscuras y pobladas.

Labios llenos.

Ceño perfecto y bien definido.

El tiempo estaba pasando lentamente. Volví a dormir pensando que necesitaba algo más que solo un abrazo por detrás, necesitaba a alguien con el que pudiera hablar de lo que pasó hoy. Por ahora solo una persona lo sabia. Una persona que no podía nombrar delante de nadie más. Una persona que no era igual que yo. Evan, era la única persona que podía saber como hacerme sentir mejor en estos momentos y sin tener que mentirle sobre nada porque él estaba enterado de todo.

Necesitaba hablar con Evan.














Cuando desperté del sueño en el que estaba me encontré muy cerca del rostro de Zack. Seguía dormido y sus ojos estaban delicadamente cerrados adornados de sus pequeñas pestañas. Me acomode junto a él poniendo mi cabeza en su pecho mientras me estiraba. Zack era muy cómodo. Cerré mis ojos por un momento. Y después recordé...

Necesitaba que Zack se fuera antes de que mamá despertara y lo viera en mi cama, aunque en realidad no sabia con claridad en que momento mamá iba a despertar. ¿En que momento se recuperaría de la energía que perdió?. Seguramente tardaría en despertar, pero no podía dejar que Zack se enterara de que algo no andaba bien con mamá. Además necesitaba cuidar de ella.

Me distancie un poco del cuerpo de Zack, y le mire fijamente. La luz que entraba por la ventana de mi habitación era bastante tenue y amarillenta. No sabia con exactitud que hora era, solo esperaba que no fuera demasiado tarde. —Zack—. Comencé a llamarlo en voz baja pero sus ojos no se abrieron. —Zack—. Volví a intentar esta vez logrando que se removiera pesadamente estirándose.

—¿Qué pasa?— Su voz estaba ronca y se escuchaba aún bastante dormido. Su brazo me volvió a encontrar y me atrajo hasta él logrando que volviera a estar arriba de su pecho mientras ponía su barbilla arriba de mi cabeza y cabello. —¿Por qué no me despiertas con un beso o algo así?—Dijo sonriendo teniendo aún los ojos cerrados. Sabia que estaba bromeando.

—Ya despierta, ridículo.—Dije riendo y le di un pequeño empujón para después inclinar mi cabeza hacia arriba encontrándome con sus ojos color miel mientras le sonreía. Estaba bastante contento y se le notaba, en otra ocasión yo estaría igual de feliz pero si él supiera los momentos tan locos que han ocurrido estos últimos días me entendería. Entendería por qué no estaba igual de contenta como él lo estaba. Mi sonrisa desapareció e hice una mueca. —Mamá no puede verte en mi habitación, ¿recuerdas?.

—Cierto. Lo había olvidado, lo siento. Estaba realmente cómodo. Nunca había dormido tan bien. En serio. — Dio un pequeño bostezo mientras estiraba levemente sus brazos a los lados de su cuerpo.—A veces olvido que puede ser el fin del mundo pero tu mamá. . . seguirá siendo tu mamá.

En ocasiones, Mamá sacaba su carácter. Y Zack lo sabia bastante bien.

Sonreímos juntos y lo abrace ocultando mi rostro extrañamente triste en su cuerpo. No quería que se diera cuenta de mi estado. Me sentía muy mal, no solo por lo que le paso a mi madre que era lo que más me preocupaba en estos momentos sino que no sabia por qué no podía sentir lo mismo que Zack sentía por mí. Quería sentirlo porque él me importaba y no quería seguir haciéndole daño como lo estaba haciendo ahora. Mintiéndole y utilizándolo para sentirme mejor. Yo no era una buena persona para él. Zack necesitaba a alguien igual de bueno que él. Lo abrace aún más fuerte disculpándome con él en mis adentros por mi estúpido comportamiento. Sus brazos me rodearon.

—Tranquila Emma, esta no será la ultima vez que me veras—. dijo riendo y me levante de la cama.








Cuando Zack estaba por irse me dio un pequeño y lento beso en la mejilla mientras una de sus manos encontraba la mía y la sujetaba suavemente. Y con eso se despidió cruzando la puerta principal. Sus pasos eran pesados y lentos, sabia que no quería irse pero tenia que hacerlo. Bajó los escalones para comenzar a caminar por la acera y después lo perdí de vista. Cerré la puerta y corrí a ver a mamá. Aún era temprano y me resultó impresionante haber podido conciliar el sueño con el gran susto que me lleve anoche. Solo esperaba que mamá estuviera bien.

Subí las escaleras con prisa y me acerque lentamente espiando por la puerta intentando discernir si había ruidos en su habitación pero todo estaba muy silencioso ahi adentro, seguramente seguía dormida. En estos momentos, no sabia si era algo bueno que ella siguiera dormida. Abrí la puerta y mis ideas fueron acertadas.

Sus ojos seguían cerrados y estaba en un posición distinta a la ultima vez que la vi. Al menos eso era algo. Me acerqué con pasos lentos, mis pies descalzos tocando la suave alfombra que estaba por todo el piso. El color normal de su piel había regresado, ya no estaba tan pálida como antes y eso me reconfortaba. Los recuerdos de aquel suceso me golpearon como agua helada. Mis manos temblaron. Las cerré muy fuerte intentando calmarme.

Mis uñas las enterré tan fuerte, que dolía.

"Soy una inútil".

Mi mente no paraba de decírmelo, de recordarme lo débil que fui en ese momento.

"No hice nada para detenerlo, la iba a asesinar y yo no hice nada para detenerlo".

Me lleve las manos al rostro como si eso fuera detener los pensamientos, pero nada lo iba hacer hasta que encontrara la solución de saber como proteger a mamá.


Al dejar la habitación, me di una ducha, me puse algo cómodo sabiendo que no saldría de casa hasta saber que mamá se encontrara bien. Ella era la única que me importaba en estos momentos. La única.

Haría algo de desayunar esperando que mamá pronto despertara. Sin embargo, mamá no lo hizo. Desayune sola, la vida me estaba haciendo ver lo que serian mis desayunos si no tuviera a mamá para hacerme compañía. Este día no iba bien. Necesitaba que mamá despertara.

Terminando el desayuno, fui de nuevo a su recamara. Y me recargue en el marco de su puerta viendo como su respiración era pausada, era imposible no venir y ver como estaba. Dioses, era mi mamá de la que estábamos hablando.

Pero entonces se removió en su lugar y comenzó a quejarse, las colchas se movieron arriba de su cuerpo, y sus ojos se abrieron.

Mamá había despertado.

ELEMENTOS: Amor de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora