𝐍𝐎𝐕𝐈𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄

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—Y DIJO—seguí relatando—, que estaba orgulloso de que vaya a ser la madre de nuestro hije—cerré mis ojos mientras Lautaro soltaba un gritito de felicidad—. Ridículo.

Paloma sonreía como una boluda, como si estuviera viendo al mismísimo chabón de "Love, Rosie" ese rubio fachero.

—No entiendo porqué lo tratas tan mal—suspiró Lautaro—. Es el hombre hetero más bueno que conozco.

—No lo conoces tan bien entonces.

Agarre entre mis manos el tereré que Paloma me había preparado y tomé, mientras miraba cómo Lautaro se sacaba selfies presumiendo el iluminador que le había comprado el año pasado por su cumple.

—Yo que vos dejo de lado eso del plan—opinó Paloma—, van a ser papás, Tefi—me recordó, como si acaso no lo supiera—. Parecía un buen plan pero se te fue todo a la mierda boluda, no vas a querer verlo más después que le rompas el corazón. Y eso va a ser imposible si es el padre de tu hijo...Hije.

Rodeé mis ojos al pensar en la posibilidad de que me estuviera diciendo la razón. Pero era una buena taurina, no dejaba nunca que me dijeran que estaba haciendo lo incorrecto.

—Y...Es todo un tema—hablé con sorna y les ofrecí un poco de las papás del conito de cartón—. ¿Quieren?

Ki asco—hizo una mueca Lautaro—¿Cómo vas a mezclar papás con tereré?

—Estás embarazadísima—se rió Paloma.

Miré con normalidad la mezcla que había hecho, realmente no me parecía un asco. Asco era mojar las papas con coca cola, casi vomito al recordar que eso hacía uno de mis compañeros en los cumpleaños.

—Subí dos kilos—susurré con la mirada gacha—. No saben cómo lloré al pesarme.

—Same—dijo Lauti, poniéndose más brillo labial para que con el sol resaltara en su foto.

—Si sos un palo vos—suspiré y después miré a Paloma—. Hablando de los bajones...¿Qué onda con los pibes?—le pregunté—. Silencié el grupo de whatsapp cuando la mina que atropelló a su perrito empezó a mandar cadenas de oración.

Me refería al grupo de apoyo, al que fui cuando mamá se dió cuenta que no comía nada y empezaba a desmayarme en la escuela por no querer desayunar.

La mayoría de mis amigos los había hecho en el grupo de la mamá de Paloma, aunque desde que volví a reencontrarme con Manuel y dejé de estar enferma; me había alejado bastante de todos ellos.

Paloma se rió y prendió su celular para mostrarme su fondo de pantalla, ahí estaba el colo y ella con un papelito que decía "Enhorabuena Tefi" con un fondo del pañuelo celeste de "salvemos" las dos vidas.

El "colo" o el "mufa", era un amigo que teníamos en común. Era un buen pibe, que por alguna razón siempre olía bien o mejor dicho vivía bañándose en perfume–como diría mi abuelo–, era medio histérico, y siempre usaba una gorra distinta. Cuando lo conocí las usaba para tapar su colorada melena, y para que así no se vieran las partes en las que se le había caído el pelo; ya que sufría de bastante estrés.

Lo que le pasaba era que siempre vivía sintiendo que necesitaba ser un diez en todo, para darles algo de qué enorgullecerse a sus papás. No soportaba la idea de ser un desastre o de decepcionarlos.

Siempre buscaba la aprobación de ellos, aunque eran sus padres las personas que más lo hirieron en sus dieciséis años.

—Tarados—le di un codazo sin aguantarme más la risa—. Decíme que tu vieja no sabe, es re buchona.

tan bien 彡 REPLIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora