𝐉𝐔𝐋𝐈𝐎

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ESTEFANÍA!

    PARA mí sí—me respondió después de unos segundos en los que nos quedamos en silencio y casi embobados al ver que Dylan sonreía aún dormido.

                     —¿No va a ser difícil para él? Tipo...Qué se yo, por ahí ya se acostumbro a nosotros y con los Favaretto no se adapta.

                     —No nos podemos arrepentir, Estefi. Vos lo dijiste, no podemos hacerle esto a ellos—recordó—. Yo sé que nos va a costar pero ya dijimos que queríamos esto para él...Aparte, ¿Qué futuro le ves acá?—señaló el quincho con obviedad— Todos estos días yo sentí que la pasó mal, como que vivía llorando porque con nosotros no la pasaba bien.

                    —Pero porque somos primerizos, Manu...Pensamos eso porque es la primera vez que cuidamos a un bebé en serio y...

                   —Escúchame, Estefi—me miró a los ojos—. No podes cancelar todo un día antes, los Favaretto tienen todo planeado: Tienen casa, pieza para Dylan, ropa, juguetes, trabajo para mantenerlo...¿Y nosotros? Yo no quiero seguir en la liga y ya te lo dije, vos todavía no podes volver a trabajar y no podemos depender de nuestros papás porque es lo mismo a que ellos se hagan cargo de un hijo más—explicó—. Lo digo en serio y aunque también me jode, esto no va a funcionar por más que lo intentemos.

                  Dejé de mirarlo y me puse a llorar mirando el techo. Dios...Hasta el techo me decía "date cuenta" con las manchas de humedad que tenía.

                  Era cierto, nosotros no teníamos ni un plan para hacernos cargo.

                  —¿Por qué mierda nos mandan a cuidarlo cuarenta y cinco días?—rechisté mientras me atraía a su pecho incluso teniéndolo dormido como un pancho a Dylan— Lo hace más difícil.

                 —Sí—suspiró metiendo una mano debajo de mi remera y haciendo caricias mi espalda—, por un momento pensé que sería un buen papá.

                —Lo serías—admití—, imagínate lo inteligentes que serían tus pibes.

                    Nos reímos, bajito para no despertar al "señor berrinche" como apodé a Dylan. Nuestro Dylan.

       —Nos salió re lindo el nene—susurré peinando con delicadeza lo poco de pelo que tenía— y si saca mis ojos imagínate lo que va a ser.

—Cómo presumen los Viegas con sus ojos claros, eh.

Era la primera vez que decía mi apellido y sonaba igual de bien que cuando decía mis dos nombres.

—Es la primera vez que digo tu apellido—susurró como si me hubiera leído la mente—. Es igual de raro que llamarte Estefanía.

—¿Cómo no te diste cuenta que era yo? Era re obvio.

—Qué se yo. Hablando en serio yo pensaba que estabas muerta.

—¿Por qué?—me reí.

—Y sí desapareciste, boluda. Después de que mi abuela murió no te veía ni por la plaza y a los meses me enteré por la china del supermercado que te mudaste—negó con la cabeza—. Por la china me fui a enterar, caradura.

tan bien 彡 REPLIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora