𝐄𝐍𝐄𝐑𝐎

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¡ Manuel !
horas antes de año nuevo

—¿SOY yo o ustedes también
tienen un mal presentimiento?—preguntó Lautaro— Como que me siento re perseguido, no sé qué onda.

Cielo levantó su cabeza de mi brazo todavía caminando abrazada a mi espalda.

—Qué raro, generalmente le pasa a la gente cuando termina de chapar a escondidas—respondió Cielo, mirando a Paloma de costado, con una sonrisa socarrona que la hacía ver hermosa— ¿O no amiga?

—Sí, un poquito sospechoso ¿No?—dejó de mirar su celular y todavía caminando giró su cabeza para ver a su amigo—. ¿A quién estará extrañando tu lengua traviesa, Lauti?

Las dos amigas se miraron y aguantaron la risa, sin siquiera darse cuenta que los demás no entendíamos a qué se referían.

—¿De qué hablan?—dijo Lautaro, acelerando la velocidad para ir nuestra par.

Mayra, que era la que estaba más adelante, me miró con una sonrisa pero al darse cuenta que caminaba con mi brazo rodeando a Cielo volvió su vista al frente.

Rodeé los ojos y me concentré en la charla de los otros tres.

—¿De qué hablábamos? Ya me olvidé.

—No sé che, llamemos al colo a ver qué dice.

Una sonrisa nerviosa de parte del chico me hizo entender qué era lo que pasaba.

—Dejen de flashear, pendejas tirapedo.

  Con Cielo nos miramos y empezamos a reír, yo por lo menos por ese último insulto que dijo su mejor amigo.

Lautaro tenía unas ocurrencias que te hacían cagar de risa.

—¿Cómo "el" colo?—se metió Mayra a la conversación— ¿No sería la colo?

  Miré a Cielo y prácticamente quiso matarla con la mirada, o eso se le notó al entender que la pregunta de Mayra era algo homofóbica.

De repente estábamos todos en un silencio incómodo viendo quién le respondía primero.

—Bueno...—se rió incómoda Paloma—. Existen parejas del mismo sexo ¿No sabías?

—Ah, creí que...

—No creas nada—la interrumpió Cielo—. Si no entendes de qué estamos hablando para qué te metes.

—Bueno, ya está enana—la calló al instante Lautaro—. No empeces.

—Obvio, yo soy la que empieza todo ¿No?

Volvimos a quedarnos en silencio y ella redujo la velocidad, haciendo que los demás caminen mas adelante que nosotros.

  —Perdón—susurré.

—¿De qué te disculpas, boludo?

—No sé—me reí y se unió.

—Sos un tonto.

Dejó de caminar y pensando que por ahí le había pasado algo me tomó por sorpresa el hecho de que en un segundo me estaba comiendo la boca.

tan bien 彡 REPLIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora