𝐀𝐁𝐑𝐈𝐋

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                   —SIGUE sin hablarle—suspiré pesadamente después de leer el mensaje de Trinidad sobre si mamá le había dado señales de vida o algo.

                   —Sigo sin creerlo—dijo Lauti—, tipo tu vieja la tenía re arriba. No caigo en que la echó viste...Aparte, pobre mina loco...Yo sé que está media pirucha pero no fue su culpa. Tipo no lo hizo para cagarte todo como dijo tu vieja...Qué se yo.

                    —Encima imagínate querer ser madre y no poder y que encima tu vieja te trate para el orto—negó con la cabeza Paloma, sirviéndose un mate—. Horrible.

           Cerré mis ojos y mi cabeza se apoyó contra el árbol, era mucho. Todavía no asimilaba que mi hermana volvía a Lobería con la familia de Cacha y que mamá no parecía querer separarse de su orgullo. Todo era rarísimo y con Trinidad lejos esa rareza se sentía por toda la casa.

Al que más le afectó fue a mi hermano más chiquito, Joaco, recién ahora empezaba a tener más contacto con su hermana mayor y que mamá la haya echado así como así era digno de una forra.

Mi otro hermano, Giuliano, parecía ser el que más conforme estaba con la decisión. Últimamente se lo veía con una sonrisa por toda la casa, hasta pasaba más tiempo con la familia que en la calle haciendo quién sabe qué. Fue como si la ausencia de Trinidad lo hubiera renovado por completo.

Y bueno, por último yo...Creo que a mi hermana siempre le costó pedir ayuda o entender que tenía una familia para comentar lo que le pasaba. Desde que tenía mi edad sabíamos que sus temas, sus problemas, eran un misterio de los que con mucha suerte podías enterarte. Era como si siempre estuviera escondiéndose para pretender que todo estaba bien, pero era obvio que no, no lo estaba y no sabía cómo decírnoslo.

         Mi única conclusión de este tema es que todo fue una remota casualidad que terminó desencadenando el peor caos.

—Manu—sonreí un poco y abrí la puerta por completo— ¿Quieren que baje?

Había otra reunión en casa por el tema de la adopción, pero como iba a tratarse sobre terminar con el interminable papeleo no hacía falta mi presencia.

—No, no. Es que tuve una idea y quería contarte—dijo con una sonrisita incómoda—¿Puedo pasar?

—Sí, sí, obvio—sonreí igual de incómoda y lo dejé pasar.

—¿Y tu hermana?—preguntó después de darme la espalda y haberse quedado parado mirando quién sabe qué.

—Mamá la echó.

—Uh, ¿Pasó algo?

—Sí, un lío, pero no es nada—acomodé un mechón de mi pelo detrás de mi oreja—. Ya...Está.

No dijo nada, todavía seguía con las manos en sus bolsillos y la vista algo perdida era como si le diera vergüenza verme. De seguro seguía odiándome.

—Estamos en la misma, yo también la eché a Mayra.

No me esperaba eso para nada, tuve hasta que disimular mi sorpresa.

—¿Por qué?

—Empezó a decir giladas y le puse los puntos pero no le cabió nada. Después...—rascó su nuca, parecía debatirse el seguir contando pero igual lo hizo— Quiso seguir con el bardo y en casa no...No estamos pasándola bien, entonces...

tan bien 彡 REPLIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora