[21] PEQUEÑO NELSON

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—¿BOLUDA, ya salís?—me preguntó Paloma desde el otro lado de la puerta.

Dejé de mirar el metal luminoso de la gillete y suspiré, dejándola en su lugar.

Tenía que admitir que aunque la idea de lastimarme pasara por mi cabeza, yo misma sabía que nunca iba a poder hacerlo. No me daba el valor. Por lo que sólo me quedaba recitar el mantra de Ángeles "Con más dolor no se soluciona nada".

Abrí la puerta y la vi apartarse, me miraba con una clara preocupación.

  —¿Pasó algo?—preguntó—. ¿Volviste a ver sangre? ¿Te duele algo?

Negué rápidamente.

  —Estaba...Pensando.

  —¿En el baño?

  —No, en el lavarropas Paloma.

Pasé por su lado, sin darme cuenta en lo mal que estaba respondiéndole últimamente.

Maldita bendición.

Volví a sentarme en su sillón y dejé que mis ojos se cerraran mientras calmaba mi respiración. Parecía una asmática.

  —Dicen que les cuesta respirar a las embarazadas porque están desarrollando la placenta—sonrió de lado—. Qué loco ¿No?

  —Qué horrible.

Fui a instagram y sonreí al ver que Julián había subido una foto a su historia conmigo, la había sacado Tego, y en realidad sólo estábamos hablando sobre qué tan quemado nos gustaba el paty. Nunca algo normal.

Empecé a preguntarme si Manuel la vió.

—Ayer llegaste re tarde—dijo Paloma— ¿Por qué siempre te vas a la noche?

Tenía nueva madre al parecer.

—Voy a una plaza de por acá cerquita—me encogí de hombros, todavía stalkeando en mi celular—, ando en busca de un pibe para encajarle la bendición.

Paloma rió ante mi sarcasmo, aunque ella sabía que era capaz de hacerlo.

—Vos tenés a un pibe, se te nota.

¿Tan predecible era?

—Sí, pero todavía no hicimos nada.

—¿Y...Manuel?

—¿Manuel qué, Paloma?—me senté para mirarla seriamente.

—Digo...—susurró—¿Te habló?

—No—respondí—. Che, podría llamar al feto Nelson ¿No? Digo, porque parece que su papá fue por cigarrillos.

—Te vas a ir al infierno.

—Me espera el vip.

Dejamos de mirar atentas la serie de DC titans, cuando tocaron el timbre. Sonreí de felicidad al recordar la pizza napolitana que habíamos pedido.

Elevé mis piernas del regazo de Paloma para que se pudiera levantar y pausé la tele. Mientras ella se iba, destapé mi panza y la toqué para ver si se notaba diferencia.

Y sí que se notaba.

—¿No te sentís una traicionera por ver una serie de DC y no una de Marvel?—preguntó mientras volvía de la puerta, no la miré, seguí acariciando mi piel—. Wow, cómo crece el angelito—se rió—. Unas pibas de Youtube contaban que después de decirles a sus papás que estaban embarazadas les empezó a crecer la panza. Se ve que es cierto.

—Voy a ser una bola.

—Pero una bola tierna.

Se dió la vuelta y fue a la cocina en busca de platos, odiaba que hiciera todo por mí así que fui por la mesita plegable que Giuliano me trajo a escondidas. Total mamá no me hablaba como para quejarse porque faltaba.

tan bien 彡 REPLIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora