historias de Aarón, Chris y Sebastián (segunda temporada

El chico del apartamento 512.

Tú: Tengo unas semanas en mi nuevo departamento en Nueva York, el dueño del edificio y su esposa son grandes seres humanos, me tratan como si fuera una hija suya, pues mis padres viajan por cuestiones de trabajo, este día es mi descanso y voy a ver la película de los vengadores, con mis novios Robert Downey junior y Chris Evans, me encantan mucho esas películas.

*Tocan a la puerta*, quién será, Ash espero que no sea don Bruce Willis, éste señor me cae muy mal, se la pasa intentado ligar no sólo conmigo si no con otras chicas del mismo piso, *mirá por la mirilla y ve que son los dueños del edificio y abre la puerta* señores Jackman bienvenidos pasen por favor.

Gracias querida pero venimos a invitarte a comer, es que pues eres como nuestra hija, así que pasamos por ti en una hora,  se los agradezco mucho, estaré lista para cuándo  pasen por mi,  de acuerdo nos vemos en una hora * se marchan* de inmediato me dí una ducha rápida me coloque mi ropa interior, una falda arriba de la rodilla color negra, una blusa blanca y una chamarra negra, zapatos blancos de tacón bajo.

Salgo de mi apartamento cuando escucho a alguien silbando, y sale del apartamento 512, por Dios está muy guapo, es alto, blanco ojos azules y cabello castaño en mi vida había visto a un hombre tan guapo, yo me quedé como tonta al verlo y sube al elevador, mi corazón comienza a  tocar como un tambor, y mi cuerpo tiembla, siento las piernas como gelatina.

Trato de caminar y no puedo, el elevador cierra las puertas y me quedé inmóvil, después de unos minutos logré moverme y fuí hacia el elevador y entre en el, aún no puedo olvidar a ese hombre es muy atractivo, llegó al primer piso y ya me esperan los señores Jackman los saludo cordialmente y me responden de la misma manera, me miran de manera rara y yo fruncí el ceño y me dijo la señora Jackman:  querida acaso te has enamorado.

Yo parpadeo unas veces y le respondí-  no señora Jackman como cree que yo me he enamorado tengo unas cuantas semanas aquí en el edificio,  ella me sonrió y me volvió a decir:  esa mirada yo la conozco y  creo que te has ilusionado con alguien, pero bueno vayamos a comer,  no dije nada más y nos marchamos al restaurante.