UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.

CAPÍTULO 14 BERENICE

Berenice estaba sentada en un sillón que se encontraba en la habitación donde habían instalado a Saul, el pequeño hijo de Aureliano, lo tenia en sus brazos, arropado con una manta y de sus labios salían palabras de amor, era como si le estuviese hablando a su propio hijo , a quien había perdido hacia apenas un año atrás.

Mentalmente se reprocho a si mismo por haberla involucrado en eso, habia sido egoista de su parte y no se imaginó, o quizás no pensó el daño que esa experiencia podia causarle a ella, hasta ese momento, que la veía derramar sus lagrimas cuando creía que nadie la veia.

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Berenice tomó al pequeño y con sumo cuidado para no despertarlo lo depositó sobre la cama. Se había quedado dormido, ya no lloraba tanto como al principio, aún permanecia triste, pero se alegraba cuando ella o Adrián le hablaban o se acercaban, estaba empezando a aceptarlos. Con un beso en la frente se apartó de él, necesitaba salir de ahí, se estaba encariñando mucho con él y sabía que cuando se lo llevaran iba a ser un golpe muy duro para ella, asi como lo había sido el perder a su esposo, en un accidente trabajando en el rancho y a su pequeño meses mas tarde por una bala perdida en un ataque al poblado en donde vivia.

Desde la muerte de su esposo, Adrián se había hecho cargo de ella, quizas se sentía culpable ya que el vivía y manejaba el rancho aunque fuera propiedad de Aureliano. Desde un principio había insistido en llevarla a ella y su bebé a vivir ahi, pero ella se habia negado, ahora se arrepentía, quizas de haber aceptado su hijo aun estuviera con vida, sin embargo no hubiera sido bien visto que ella viviera bajo el mismo techo que su patrón y sobre todo siendo él tan joven y atractivo, estaba segura de que la gente hubiera mal interpretado todo y no hubiera sido bueno para ella, menos para él, que siempre habia mantenido su reputacion intachable, en todos los sentidos, sin embargo ahora lo estaba haciendo, practicamente vivía ahi, solo iba a dormir a su casa, pero se iba muy tarde hasta que el niño lograba conciliar el sueño y regresaba sumamente temprano, procurando estar antes de que amaneciera.

Adrián seguía insistiendo en que se quedara, pero al no poder convencerla, siempre enviaba a alguien a llevarla o a recogerla, le tenía prohibido hacerlo sola, incluso en varias ocaciones el mismo en persona la había llevado o recogido. Siempre era amable y atento con ella, aunque con los demás se mostraba firme y duro.

Esa tarde se sentía especialmente sensible, habian sido dias muy duros, sus recuerdos estaban a flor de piel, muchas de las sensaciones vividas en el pasado se repetían ahora, solo que ahora no era su esposo, ni era su hijo, era el hijo de alguien mas, sin embargo el dolor  se sentía casi igual.

Sentada junto al rio dejo que las lagrimas corrieran sin control, la única diferencia que sentía ahora era que Adrián habia estado siempre a su lado, cuando en el pasado habia afrontado todo practicamente sola, Adrián se habia hecho presente en las dos ocaciones anteriores, pero a los pocos dias se había marchado de nuevo, el vivía la mayor parte del tiempo en la ciudad, sus oficinas estaban alla.

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Adrian la siguió con discreción, siempre le habia llamado la atención pero ella desde muy joven habia mostrado su predileccion por Fabián su esposo muerto, por eso él nisiquiera había hecho el intento de acercarse. Se sintió afortunado cuando después de casados Fabián la trajo al rancho  a hacer pequeñas labores domesticas, mienteas el trabajaba, luego se embarazo y dejo de asistir, cuando su esposo murio, el trató de convencerla de venirse a vivir al rancho pero se negó rotundamente, sin embargo sí acepto trabajar en él unas cuantas horas durante las mañanas, nesesitaba dinero para sostener a su bebé, iba y venia todos los dias, hasta que sucedió la desgracia de su bebé, ella se encerró en si misma y aunque la buscó en varias ocaciones no obtuvo respuesta, hasta el dia en que le pidió ayuda para poder atender a Saul el hijo de Aureliano, sin ella no hubiera podido hacer gran cosa y se lo agradecía de corazón, pero tarde se había dado cuenta de que ella iba a salir mas lastimada de lo que se imaginaba. Y todo era su culpa, debió pensar en otras alternativas, la verdad no sabía si las habría , porque ni siquiera las había buscado.

Ahora que la veía en esas condiciones se arrepentía de no haber buscado otra solución sin contar con el daño que le haria cuando le dijera que solo hasta esa noche tendrían consigo al pequeño.

Caminó despacio hasta, situarse a su lado, ella se sobresalto, pero se tranquilizó cuando se dio cuenta de que era él, miró como se abrazaba a sus piernas en un gesto de protección, se veia tan fragil, tan indefensa que sintió el impulso de abrazarla, pero no lo haria, no quería asustarla.

_Hola. - saludo

_Hola. - contestó con timidez, a pesar del tiempo compartido últimamente, aún no podía acostumbrarse a él , tenía tal presencia, tal magnetismo que le era imposible no sentirse intimidada por el .

Siempre había sido así, su sola presencia la hacía sentirse vulnerable, desde siempre le había llamado la atención, y desde siempre había sido consciente de que jamás podría poner sus ojos en el, primero por ser quien era... el protegido de Aureliano Montero, segundo, porque el era un hombre de ciudad, poderoso, exitoso, que  aunque siempre había vivido bajo la sombra de Aureliano,  ahora tenía sus propios recursos y sobre todo  no era como Aureliano, al menos no era parte de su organización aunque estuviera siempre tan cerca de él. Y tercero, era tan atractivo, poseía tal magnetismo, que podía tener a la mujer que quisiera, jamás un hombre así se fijaría en alguien como ella más que para pasar el rato y luego dejarla, y ella no era así, aunque conociéndolo como lo conocía, ahora, sabia que tampoco el era así, el no era de los hombres que van por la vida tomando a las mujeres y dejándolas, el era respetuoso, considerado, tierno y jamás le faltaba el respeto a ninguna mujer.