CAPÍTULO 47 PIDIENDO DISCULPAS (Aureliano Y Mariana) (Adrian Y Santiago)

8.1K 950 16
                                    

Mariana se despertó temprano, todo le dolía, y supo el porqué, no había pasado la noche en su cama.

Se incorporó y lo primero que observó fue aquella figura tan amada, estaba dormido, en una posición realmente incómoda.

Los recuerdos se agolparon en su mente, las palabras hirientes de él, su huida, los brazos de él rodeando la y luego sus palabras dulces, todo estaba ahí, y él también estaba ahí.

Con cuidado de no hacer ruido se levantó y se dirigió hacia el baño de su recamara, necesitaba ducharse aunque no quería hacerlo, el aroma de la loción de él aún perduraba en ella.

*****
Aureliano se despertó, todo su cuerpo estaba, adolorido, definitivamente los sofás no estaban hechos para él. Se incorporó esperando ver a Mariana dormida, pero ya no estaba, luego escucho el agua fluir en la ducha  y supo en donde se encontraba. Pensó en regresar a su departamento, pero pensándolo bien mejor la esperaría.

Se dirigió hacia la cocina, prepararía el desayuno mientras ella volvía, solo esperaba que eso no le molestara.

Cuando Mariana regresó él ya tenía el desayuno listo, ella se sorprendió de verlo en su cocina.

_ Espero no te moleste mi atrevimiento. - dijo él con cara de culpabilidad.

Ella sonrió, no esperaba esto y le pareció tierno de su parte.

_ Quiero pedirte disculpas. - se adelantó para, estar junto a ella, no fue mi intención gritarte y mucho menos asustarte. - se disculpó.

_Yo... Lamento haberme comportado como una tonta,

_No lo hiciste

_Si lo hice - lo contradijo. _y también quiero disculparme por lo que dije la otra tarde, tú ... No tenías la culpa y yo... Fui una estúpida por volver a lo mismo... De verdad lo lamento.

Él estaba muy cerca de ella, deseaba abrazarla y decirle que sus palabras no lo habían lastimado, pero la verdad es que si lo habían hecho y mucho, tanto que ahora era incapaz de volver a pedirle que estuvieran juntos, aunque se moría por pedírselo, sin embargo no la sometería de nuevo a la angustia de tener que escoger algo de lo cual no estaba segura. Así que solo tomo sus manos y la acercó a la mesa.

_ Olvidémoslo, ven vamos a desayunar.

Ella lo siguió con el corazón oprimido, él la estaba rehuyendo, aunque la perdonaba no le volvería a hacer la propuesta que le había hecho. ¿Y cómo? Si ella le había dejado muy claro que jamás podría estar con alguien como él. Sintió un nudo en la garganta y su corazón se estremeció de angustia. Lo había perdido.

*****
Después del desayuno ambos siguieron en la mesa. No había prisa, era el día de descanso de Mariana.

_ Quiero que hablemos de forma civilizada. - dijo él mirándola, a los ojos. _ quiero regresar al rancho y necesito que me des de alta.

_ ¿Volvemos a lo mismo? - dijo evadiendo su mirada

_ No quiero seguir aquí. - dijo desesperado porque ella no lo entendía. _mi vida está allá, mi gente, mis posesiones, aquí no tengo nada ni a nadie, este lugar me está asfixiando, allá al menos podré salir al campo, ocuparme de mis asuntos, vivir...

Ella lo miró preocupada. Eso significaba que volvería a ser lo mismo que antes, ocuparse de sus asuntos no era otra cosa más que seguir con su vida en donde la dejó, no podía creerlo, después de que casi le cuesta la vida sin contar con que había perdido a su familia a, causa de eso, y lo peor era que había sido ella quien lo había orillado a tomar esa absurda decisión, si no hubiera sido tan egoísta, ella ahora conocía su vida, sabía porque razón él era así y porque vivía así, pero era tan intolerante que no había podido evitar meterlo en el mismo paquete que a los demás, aun sabiendo que él era diferente, al menos el intentaba salir de eso pero ella en su obstinación no lo había visto hasta ahora que ya era demasiado tarde y se arrepentía pero ya no sabía cómo detenerlo.

_No me opongo a que lo hagas. - dijo por fin. _pero aún no es el momento. Quizás te sientes bien, pero por querer apresurar las cosas puedes hechar a perder lo que has conseguido hasta ahorita.

_ Qué puede pasar. - insistió. _de verdad me siento bien, lo que tenga que hacer lo puedo hacer allá, ya sé cómo.

_ Se te olvida en qué condiciones te dejaron, ¿no recuerdas cual era tu diagnóstico? Pudiste haber quedado cuadripléjico o mínimo sin movimiento de la cintura para abajo, tu caso fue un milagro no hay ciencia médica que explique el porqué de tu recuperación, tu cerebro sufrió daño, tu corazón, tus órganos internos, si somos realistas tu no deberías estar aquí enfrente de mi desayunando como si nada, ni siquiera deberías estar hablando, con eso te digo todo y tú quieres arriesgar lo que tienes solo porque no puedes esperar unos días más o unas semanas.... Es absurdo. - le dio la espalda a punto del llanto

Él se quedó perplejo, en realidad no había pensado en eso, su recuperación había, sido muy dura y había habido ocasiones en que había deseado mejor estar muerto, pero nunca se había planteado de lo milagroso de su recuperación, y de que ciertamente si no se cuidaba podría perder demasiado.

_De acuerdo. - dijo por fin. _no insistiré más por lo pronto.

*****
_ ¿No crees que ya es tiempo de que le digas a Aureliano que su hijo está vivo? - preguntó Adrián sentado ante Santiago en su oficina.

_ Sé que me va a odiar cuando se lo diga por habérselo ocultado por tanto tiempo, pero conociéndolo es capaz de cometer una tontería y ponerse en evidencia ante Rigoberto, si se lo digo ahora no va a haber poder humano que lo convenza de que Saúl no puede estar con él, mientras no pongamos a Rigoberto en su lugar tanto el como el pequeño están en peligro.

_ Sé que tienes razón, pero también me pongo en su lugar, si Saúl fuera mi hijo me hubiera gustado saber que esta con vida.

_Pero él no eres tú y él no va a actuar como tú, si tan solo no fuera tan testarudo.

Adrián sonrió, Santiago tenía razón, su jefe si que era difícil y sabiendo que su hijo estaba vivo lo iba a querer tener a su lado cueste lo que cueste.

Adrián estaba preocupado, temía a la reacción de Aureliano por haberle ocultado la verdad sobre su hijo y más aún porque él lo había estado cuidando y nunca le dijo nada, incluso hacía unos días en que se había puesto en contacto con él y con algunos más de sus hombres, él pudo habérselo dicho y no lo hizo.

_ Tranquilizate. - dijo Santiago entendiendo el dilema de Adrián, cuando llegara el momento él no lo dejaría solo. _ Aureliano tiene que entender que todo fue por el bien de ambos, y que en lugar de enojarse debería agradecerles a ti y a Berenice el haberle salvado la vida y cuidado de él.

_Se oye tan sencillo. - dijo con pesar. _ pero yo conozco el carácter de él.

_ No pienses en eso. - palmeo su espalda. _ ahora concéntrate en poner sus asuntos en orden para que todo esté listo cuando el regrese, va a necesitar disponer de algunos de sus bienes y de efectivo, encargate de eso, ya más adelante él te indicará que hacer con sus demás bienes. Por lo pronto hay que andar con mucha discreción, aunque sabemos que toda la gente que se quedó con él es gente leal, es mejor seguir siendo discretos, hasta que todo acabe. ¿De acuerdo?

Adrián asintió.

_Y yo... ¿Hasta cuándo podré regresar al rancho?

_ Tú y Berenice deben permanecer en mi propiedad mientras tengan con ustedes, a Saúl, no podemos arriesgarlo. Espero que no tengas problema con eso.

_No, por supuesto que no, Berenice entre más tiempo lo tenga mejor para ella, espero que pronto tengamos la dicha de que quede embarazada, el matrimonio le ha sentado bien. - sonrió al recordarla, el día de su boda que se había llevado a cabo en el rancho de Santiago unos meses atrás en una ceremonia muy sencilla, pero muy emotiva, ahora eran marido y mujer y ambos eran muy felices.

UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora