CAPÍTULO 2 EL BESO

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Desorientada y tratando de ubicarse alcanzó a escuchar los gritos y maldiciones que esa mujer seguía lanzando, estaba mas furiosa porque su marido no solo había evitado que el golpe llegara, sino que la estaba protegiendo a ella con su cuerpo y recibiendo en su espalda los golpes que su furiosa mujer lanzaba.

_BASTA YA. - miró molesto a su mujer. Trató de detenerla, pero ella seguía gritando y lanzando golpes. _CON UN DEMONIO. -exclamó. _TE CALMAS O TE CALMAS. - se dio la vuelta toralmente, quedando frente a frente con su mujer aprisionándola por las manos. _DEJA DE PORTARTE COMO UNA LOCA.

_LA LOCA ES ELLA POR ESTAR COQUETEANDO CON MI ESPOSO DELANTE DE MI. - grito tratando de zafarse de su agarre.

_DIJE QUE BASTA. - la sacudió con fuerza.

Hasta entonces ella volvió en si, se quedó quieta entre los brazos de él, quien había pedido a sus hombres que se acercaran.

_Llévenla a casa. - ordenó entregándola a uno de ellos, aún seguía furiosa y su mirada que se dirigía a uno y a otro parecía querer fulminarlos a ambos.

_Nos vemos en un rato. - la miró sin inmutarse. _cuando ya te hayas tranquilizado. Dio la orden para que salieran del lugar.

De pronto el lugar, quedó vacío, solo ellos dos... Y el personal que los atendía, solo un hombre armado permaneció por fuera de la puerta del lugar.

_¿Necesitan algo? - se acerco uno de los camareros con cierto recelo.

_No gracias. - lo despachó ella buscando con la mirada su bolso para pagar e irse.

_Espere. - lo detuvo él. _traiga algo de hielo para la señorita. - señaló su mejilla enrojecida.

_No es necesario.

_Eso no se ve bien. - rozó su mejilla. _un poco de hielo ayudara.

Ella se sobresalto al sentir su contacto.

_Déjelo. - insistió tomando asiento para poder sacar dinero de su bolso. _lo que debería hacer es controlar a su esposa. - lo miró molesta. _está loca.

Una sonrisa escapo de los labios de él

_Defiende lo que es suyo - no pudo resistir el decirlo.

_Por mi puede quedárselo. - lo miró con fastidio. _no me interesa.

El le sonrió con sorna.

_Cierto. - dijo. _olvidaba que no lleno sus expectativas y que hombres de mi calaña no merecen su respeto.

Ella se quedó estática observando esa mirada que la desconcertaba, si no fuera un criminal, seguro que caería rendida a sus pies, su mujer tenía razón en defenderlo, era sumamente atractivo, su personalidad era arrolladora, tenía una hermosa mirada y su sonrisa... ¿Que podía decir de ella? Era como si el sol brillara cuando sonreía... ¿Pero que estaba pensando? ¿Acaso se había vuelto loca?, ese hombre era malo, no podía estar despertando esos sentimientos en ella sin contar conque era un hombre casado.

_Lamento haber herido sus sentimientos. - dijo con sarcasmo. _pero creo que ha trabajado muy duro para ganarse la reputación que tiene.

_Ouch. - dijo como si hubiese recibido un golpe. _eso dolió.

_Usted se lo buscó, no me cabe en la cabeza porqué si tiene una esposa tan celosa se le ocurre provocarla de esa forma, pero lo que no entiendo es porque me escogió a mi para hacer su papelito. - reprochó.

_No fue ningún papelito. - tomó una silla para sentarse junto a ella quedando demasiado cerca. _usted realmente me parece muy interesante. - susurro cerca de su oído, lo que provocó que su piel se erizara. De hecho está en deuda conmigo por librarla de mi mujer.

_¿De verdad? - lo miró con incredulidad. ¿Qué se estaba creyendo ese cara dura?

_De verdad - dijo sin vacilar. Una sonrisa asomaba a sus ojos sin llegar completamente a sus labios.

Se estaba riendo de ella, estaba segura... de su ingenuidad, de su incomodidad ante su arrolladora presencia, quizás él intuía su inexperiencia en el amor y notaba su ansiedad.

_Y según usted, ¿que propone para saldar esa cuenta? trató de sonar segura

_Con un beso me conformo. - dijo medio serio, medio en broma, desconcertándola aún más.

_¿Está loco? - lo miró como si hubiera perdido la cabeza

_Con uno me doy por satisfecho. - la miró con burla.

_Sepa que no acostumbro a andar besando a hombres casados.

_Le prometo que ella no se va a dar cuenta. - le sonrió.

Ella tomó su bolso indignada e hizo el intento de levantarse, pero en el ultimo momento se detuvo.

_Tiene razón dijo acercando su rostro al de él, ella me cae mal así que... - no dijo mas y lo besó, se dio cuenta de que él en realidad no esperaba que lo hiciera, solo la estaba provocando, sin embargo después de unos segundos de desconcierto el tomó su rostro y respondió a su beso.

No fue un beso apasionado como ella hubiera esperado que fuera sino mas bien fue dulce y suave, tierno pudiera decirse, pero lleno de sensaciones. Luego ella se separo mirándolo a los ojos.

_Mi deuda está saldada. - dijo tomando su bolso y saliendo a toda prisa.

El se quedo sentado, sorprendido y sin atinar a reaccionar, desde la puerta de salida ella lo observo, el seguía sin apartar la vista de ella.

Esa seria la ultima vez en que ella lo vio.

Jamás volvió a encontrarse con el, lo que no podía decir de su odiosa mujer. Ahora que la tenía identificada no dudaba en hacerla pasar un mal rato cada vez que coincidían en algún lugar, curiosamente los hombres de a Aureliano, siempre aparecían y lograban intervenir para que las cosas no pasaran a mayores.

Ella no se arrepentía de haberlo besado , había querido darle una lección a ese hombre arrogante y prepotente y de paso vengarse de esa odiosa mujer que no se merecía su respeto, pero en ese beso había perdido mas de lo que había ganado, ciertamente a él no lo volvió a ver pero su beso aún perduraba en ella, en su mente en su corazón, en sus sentidos, había sido algo mágico, una sensación embriagadora que aun ahora a la vuelta de los años aun permanecía como si acabara de suceder, su aroma, su sabor, sus manos haciendo contacto con la delicada piel de su rostro, las miles de mariposas revoloteando en su estómago, había sido algo incomparable e irrepetible, si... Porque nunca jamás nadie había logrado provocar algo parecido siquiera a eso.

UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora