Los sentimientos de Mariana estaban a flor de piel, toda la tarde había sido contradictoria, primero al llegar del trabajo se había encontrado con la sorpresa de que Adrián y Berenice junto con Saúl la esperaban afuera de su departamento, lo que le causó una gran alegría, ellos se habían convertido en grandes amigos y le alegraba que no se hubieran olvidado de ella ahora que vivían en el rancho de Santiago y que hubieran pensado en llevarle a, Saúl porque amaba a ese niño, solo lamentó que Aureliano no estuviese ahí, porque le había prometido presentárselo, lo extrañaba tanto, de hecho lo empezó a extrañar desde el mismo momento en que él puso un pie fuera de ese lugar, luego la, sorpresa que nunca esperó ni imaginó, verlo parado frente a su puerta, y la angustia de verlo perder la cabeza lanzándose contra Adrián, sin entender lo que sucedía y luego la aparición de Santiago que gracias a Dios fue el único que logró apaciguar su furia. Y ahora estaba absorta, conmovida viendo como padre e hijo interactuaban, él era la ternura en persona, ni ella misma creía que él tuviera esa cantidad de amor y paciencia para otra persona, no lograba unificar a esos dos hombres que conocía, al jefe del crimen organizado que comandaba a un numeroso grupo de desalmados, que daba órdenes para destruir y asesinar, y a aquél que tenía ante sí, capaz de despojarse de todo lo que era y estar sentado en el piso jugando con su pequeño hijo abrazándolo y diciéndole cuanto lo amaba. Ese era el hombre que ella anhelaba, el que podía darle seguridad, amor, respeto y que podía dárselo a los demás.
*****
Cuando llegó el momento de despedirse fue difícil para todos, sobre todo para padre e hijo. Saúl lloro porque no quería separarse de su padre, pero él fue fuerte y lo convenció de que se seguirían viendo y no lo dejaría, por fin Saúl aceptó, se notaba que amaba también a Adrián y a Berenice y no era para menos ellos habían sido como unos padres para el por casi un año.Aureliano les agradeció a ambos y también se disculpó aparte con Adrián.
_ Nunca podré pagarte lo que hiciste por mi y por mi hijo. - había dicho Aureliano a Adrián en un momento en que se separaron del grupo para hablar, a solas.
_Me lo pagaste hace muchos años. - dijo Adrián conmovido. _ cuando yo era un niño como Saúl y tú decidiste tomarme bajo tu cuidado, me lo pagaste con cada bocado de comida que me diste, con cada prenda de ropa que me diste, con cada palabra de aliento, con cada palabra de aprobación, con tu decisión de no meterme en los negocios de tu familia, con cada vez que me protegiste de ellos y me defendiste de los demás, con cada centavo que invertiste en mis estudios. - lo miró. _de hecho jamás terminaría de pagarte en mi vida. - lo abrazo.
Aureliano correspondió a su abrazo, eran dos hombres agradecidos, él nunca se imaginó lo que había significado para Adrián el que él hubiera hecho eso por él, pero ahora lo sabía y lo entendía, porque el mismo en estos momentos sentía que no podía pagarle ni siquiera con su vida lo que Adrián había hecho por él.
Finalmente Adrián y Berenice que ahora sabía era la esposa de él, se marcharon con Santiago llevándose consigo a Saúl, mientras el decidió quedarse, no había tenido la oportunidad de hablar con Mariana, y no pensaba marcharse sin que ella lo escuchara, aunque ahora más que nunca veía que sus posibilidades eran nulas, después de que lo hubiera visto en plena acción golpeando a un hombre sin control.
*****
_ Quiero aclararte. - habló Mariana antes de que él lo hiciera. _que yo no sabía que Saúl era tu hijo, ni siquiera sabía que tú y Adrián se conocían. Lamento de verdad todo lo que sucedió._No te preocupes. - sonrió con cansancio. _ no te culpo. - había visto la mirada de angustia de ella. _no tengo nada contra ti, al contrario desearía que no me juzgues, por mi comportamiento, la verdad, estaba fuera de sí. Sé que no es excusa, pero no tengo nada más en mi defensa.
_No soy nadie para juzgarte. - dijo con sinceridad. Te entiendo y entiendo lo que debes de haber sentido, lo único que pienso es que debiste hablar antes de actuar.
_Tienes razón. - aceptó apenado. _son tantas cosas que tengo que cambiar. - la miró con anhelo. _ pero lo haré.
_ Hazlo. - dijo ella mirándolo a los ojos. _ pero hazlo por ti, por nadie más.
_ Quiero hacerlo por ti. - tomó su mano, ella se estremeció ante su toque. _ quiero cambiar, quiero ser diferente, quiero que dejes de pensar lo peor de mí.
_Ya dejé de pensarlo. - dijo ella apenada. _ por fin me di cuenta de que tú eres tú y no eres los demás ni eres responsable de lo que hacen los demás, tienes tus razones para, ser quien eres y nadie debería intentar cambiarte a menos que tú lo quieras. - le sostuvo la mirada, sus ojos estaban cristalizados, porque por fin se estaba rindiendo a él, por fin estaba dejando atrás sus prejuicios y sus deseos.
_ Quiero hacerlo. - dijo el abrazándola. _ por ti, porque me importas demasiado, porque por ti dejaría mi vida entera. - beso sus labios con ternura arriesgandose a ser rechazado.
Ella correspondió, lo amaba y anhelaba escuchar lo que oía, a él le importaba, quizás era, lo más cerca de una confesión que obtendría de él, pero igual para ella era suficiente.
_Te he extrañado tanto. - dijo el a su oído haciendo que su piel se erizara. _ tanto que deseo tenerte junto a mi para siempre.
Ella contuvo el aliento, por fin le pediría de nuevo estar con él, era lo que más deseaba en esta vida. No separarse.
_ Quiero que vengas conmigo. - dijo temeroso de que lo rechazara.
Ella lo miró a los ojos.
_Si. - dijo sin contener su alegría. Iré contigo.
_ Él la volvió a abrazar, había dicho que sí, iría con él, eso era maravilloso porque de haber dicho que no él estaba dispuesto a renunciar a su vida en el campo con tal de estar cerca de ella, pero no había sido necesario. Amaba, a esa mujer, tenía tantos planes para ella, no dejaría que dejara su carrera, atrás, construiría una clínica para que ella pudiera ejercer su profesión, todos saldrían beneficiados de eso, sus trabajadores, la gente de los poblados cercanos, quizás hasta del pueblo vinieran a ella porque iba a ser la mejor de la región.
_ Entonces. - dijo él con los ojos brillantes por la emoción. ¿Te casaras conmigo?
Ella lo miró boquiabierta, no lo podía creer, irse con el no significaba lo mismo que casarse con él, ¿o sí? Por supuesto que no, ella lo iba a dejar todo tan solo por estar con él sin ningún compromiso de su parte, pero ahora él le pedía matrimonio, su corazón, empezó a saltar de alegría.
_ Sé que es muy precipitado, pero piénsalo por favor. - dijo el ante su silencio.
Ella volvió en sí. Lo rodeo con sus brazos y mientras lo besaba pronunció las palabras que él tanto deseaba oír.
_Si. Me quiero casar contigo.
Ambos fundieron sus cuerpos en un fuerte abrazo. Ahora nada ni nadie los podría separar.
ESTÁS LEYENDO
UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceAureliano Montero era uno de los principales jefes del crimen organizado, era un hombre atractivo, fuerte, valiente pero con el alma negra. Su vida no había sido facil y no se tentaba el corazón para actuar cuando tenia que hacerlo, gracias a ello a...