CAPÍTULO 18 DECLARACIÓN

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Mariana se sorprendió con lo que vio. Esperaba ver frente a ella a uno de los matones de Rigoberto o del mismo Aureliano, sin embargo para sorpresa suya tenía frente a sí a uno de los hombres mas atractivos que hubiese visto jamas, sin contar a Aureliano claro, y sorprendentemente no tenía cara de matón.

_Buenas noches. - saludo el desconocido.

Y tenía buenos modales. - pensó ella.

_Siento haberla molestado. - se disculpó. _pero a quien busco es a Berenice.

_¿Quién es usted? - interrogó . ¿Y quién le dijo que ella está aqui? - lo miró beligerante. Creo que se ha equivocado de lugar y de persona. - intentó cerrar la puerta.

_Se que está aquí . - metió la mano impidiendo que cerrara. - por favor. - suplicó. _necesito verla.

_Voy a llamar a la policía. Amenazó asustada, aunque no lo demostró. Saque su mano por favor.

_Dígale que la busca Adrián. - pidió. _si dice que no quiere verme me marcho, se lo prometo.

Ella volvió su rostro hacia el intetior buscando a Berenice, quizas estuviera fuera de la recamara. No se equivocó estaba parada a un lado de la puerta, pálida y con cara de sorpresa.

*****
Berenice estaba asustada, pero no quiso demostrarlo delante de Saul, quien jugaba entretenido sin saber lo que sucedia. Afuera se escuchaban voces, Mariana estaba alterada, penso que necesitaba ayuda y se aventuro a salir de la recámara, fue entonces cuando aquella voz masculina llegó fuerte y clara hasta ella. Adrian... Era Adrian, pedía hablar con ella. Miró a Mariana y con un asentimiento de cabeza le indicó que estaba bien, que podía dejarlo pasar.

Mariana se hizo a un lado y apareció él, cuan alto era, su presencia era sobrecogedora, lo veía mas atractivo de lo que lo recordaba, aunque había perdido algunos kilos y unas leves ojeras aparecían bajo sus ojos claros.

Ella se acercó un poco con timidez

_Mariana, el es... - no sabía como presentarlo.

_Su esposo. - se adelantó él extendiendo su mano, no quiso mirar a los ojos a Berenice, no sabía como iba a tomar su atrevimiento.

_Mucho gusto. - ofreció su mano Mariana, no menos sorprendida que Berenice. Sin embargo no preguntó, habia sido advertida por Elizabeth que viera lo que viera y oyera lo que oyera sería mejor no preguntar, por su seguridad y la de ellos. Asi que se despidió y los dejó solos.

Adrian se acercó a ella sin dejar de mirarla, se veía preciosa, la había extrañado tanto y la necesitaba tanto, que ahora estaba cometiendo locuras.

Había pensado en tantas formas de dirigirse a ella, pero ahora, que la tenía enfrente se había quedado mudo.

_Hola. - dijo ella con timidez. _pensé que no podíamos comunicarnos... Por Saul...

_Cierto. - salió él de su aturdimiento. _no debería estar aqui pero...

_¿Sucedió algo? - dijo alarmada ante su silencio. ¿Nos descubrieron? ¿Saul corre peligro?

_No, no, no, nada de eso. - se acercó. _Solo... Quería verte... - rozó su mejilla con sus dedos. _quería ver que estuvieran bien. _la miró a los ojos con intensidad.

_Lo estamos. - dijo nerviosa. El estaba muy cerca y el aroma de su colonia llenaba sus sentidos sumergiendola en un sinfín de sensaciones, siempre lo había hecho, aún antes de casarse y durante su matrimonio, el había sido su amor platonico, pero consciente de sus diferencias y de que el jamas pondría sus ojo en alguien como ella, se había dejado enamorar por su esposo y no se había arrepentido nunca, el había sido maravilloso y la había amado y respetado hasta el final. Por eso se resistía a sus sentimientos por Adrian, los hombres de su clase, si se fijaban en las mujeres de la suya, pero solo para pasar el rato, luego eran desechadas, lo había visto infinidad de veces.

_Necesitaba verte. - dijo sincero. _saber que de verdad están bien y seguros, aunque de ésto último estoy empezando a dudarlo. Si yo hubiera sido uno de los matones de Rigoberto, seguro ustedes ya estarían muertas y Saul en manos de ese infeliz.

_Insististe tanto... - trató de justificarse.

_Lo se y no pensaba desistir, pero viendolo desde otro punto de vista, no debieron abrir.

_Lo lamento. - sus ojos se humedecieron. Él tenía razón.

_Pero no sucedió nada-se apresuró a decir.

Ella lo miró angustiada, había sido muy negligente y se suponía que era, ella la que estaba cuidando del pequeño.

_Lo siento tanto. - volvió a repetir dandole la espalda, el llanto estaba a flor de piel.

_¡Por favor!, no es un regaño. La tomó de los hombros volviendola hacia sí. _en todo caso fui yo el que se equivocó, no debería de estar aqui, no debería de estar exponiendolos de esta manera, pero no soportaba un dia mas sin verte. - levantó su barbilla para que lo mirara, hemos pasado tantas cosas juntos, que ya no se como acomodar mi vida sin ti. - dijo mirando sus hermosos ojos llenos de lágrimas, lo que no dijo fue que su vida estaba desacomodada desde el primer dia que la vio y se enamoró de ella y terminó de desacomodarse cuando Fabián uno de los trabajadores del rancho le propuso matrimonio y ella aceptó. Desde entonces no había mujer que llenara sus espectativas, su mente y su corazón le pertenecian a ella, por entero.

_No se que decir. - bajó la mirada tratando de separarse.

_Se que tu no puedes amarme. - la retuvo. _se que tu corazon está muy lejos de mi, pero ¿podrías al menos intentarlo? ¿Podrías darme solo una oportunidad? Yo cuidaré, de ti y de, Saul.

_Ella no podía creerlo, él, su amor platónico, el inalcanzable, el hombre que lo tenía todo, el hombre que pagaba su sueldo, ¿le estaba pidiendo una oportunidad?.

_Por favor. - insistió acariciando con el pulgar su mejilla. _te necesito. - no pudo resistir tomar sus labios, fue un beso dulce, amable, ella no pudo resistir el llanto, pensó que él se alejaría pero en lugar de eso la rodeó con sus brazos y escondió su rostro entre su pelo.

_Cuidaré de ustedes. - susurró en su oido. Se iran a mi casa y en cuanto esto pase tu y yo nos casaremos. Si Aureliano no lo logra, adoptaremos a Saul y si él se recupera, lo visitaremos tantas veces como él nos lo permita.

_¿Aceptas? - la apartó ligeramente para ver su rostro.

Ella no pudo hablar, solo asintio y se aferró a él.

El tomó de nuevo su rostro y la volvió a besar, esta vez ella correspondió y el supo que nada lo detendria para quitar la tristeza que ella siempre cargaba y para hacerla feliz.

UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora