_¡Aureliano! - escuchó una voz conocida llamándolo. _¡no dispares!
De entre el bosque vio surgir varias figuras, era Santiago y sus hombres, que a su vez traían a varios delincuentes prisioneros.
_Veo que están bien. - dijo con alivio observando los cuerpos de los hombres tirados ya sin vida. _tu gente está bien. - dijo mirándolo a la cara. _tus hombres repelieron la, agresión, no puedo decir lo mismo de los de Rigoberto, hay heridos y muertos.
_Supongo que cuenta que recibieron refuerzos. - lo miró agradecido.
Sabía lo que hacías, así que mis hombres estaban por todas partes, no importa en qué punto te hubieran atacado la ayuda iba a llegar, solo que ahora estábamos un poco retirados de tu ubicación y más cerca de Ellos.
_Te lo agradezco - se alejó un momento de Mariana. _de verdad.
_Lo que cuenta es que Rigoberto ya ha dado el primer paso, ahora podemos actuar.
Santiago se refería a que no podían ir por Rigoberto y meterse en su territorio así nada más porque si, pero ahora él había atacado y ellos podían tomar represalias sin ser mal vistos y atacados después por los demás grupos de la región, aunque eran del cuentes, tenían sus códigos de honor.
Aureliano asintió, Santiago tenía razón era algo que tenía que hacer, ir y poner en su lugar a Rigoberto Salas.
Busco con la mirada y a lo lejos la miró, Mariana se veía abatida, dos hombres la custodiaban, su rostro estaba triste y sombrío, se abrazaba a sí misma. En ese momento supo que Rigoberto era el menor de sus problemas.
Santiago miró en la dirección que él lo hacía.
_Lo mejor sería llevarla a mi rancho, esta noche va a ser muy agitada. - dijo refiriéndose a la incursión que harían a los dominios de Rigoberto.
Aureliano dudo.
_Tiene que ser esta noche. - lo miró Santiago. _si le damos oportunidad hay más posibilidades de que no salga bien.
_Tienes razón. - se armó de valor y se dirigió hacia Mariana, le daría la noticia de que dormiría en el rancho de Santiago, pero no le diría lo que tenía planeado esa noche, quizás el hecho de estar con su gran amiga Elizabeth, con Berenice y con Saúl, la animara y le hiciera olvidar, aunque fuera por un tiempo lo que acababa de presenciar.
*****
Era media noche Rigoberto se movía por su oficina en el rancho con nerviosismo, estaba tenso y preocupado, pero ¿qué podía salir mal? Todos esos días habían estado vigilando a Aureliano, él tenía una rutina que no quebrantaba, siempre iba acompañado de siete hombres cinco en un vehículo adelante de su camioneta y dos en otra que lo seguía, ambas a gran distancia y él viajaba solo en la de en medio, era un blanco sumamente fácil, sus hombres eran muchos, tenían de su lado la sorpresa, ¿cómo diantres podían fallar? Sin embargo ¿porque no regresaban? ¿ni se reportaban? La angustia lo estaba matando.
Decidió salir a tomar aire, afuera todo estaba en calma, sus hombres estaban durmiendo, su familia también, excepto los que estaban de guardia, como siempre, nada parecía perturbar la tranquilidad del rancho.Después de varios minutos se dio la vuelta para regresar al interior.
_Hola Rigoberto. - escucho la voz gruesa de su peor enemigo. Un escalofrió recorrió su cuerpo. Se volvió para quedar de frente ante Aureliano. Su rostro se tornó pálido, con rapidez quiso sacar su arma.
_Yo que tu no lo haría. - lo detuvo.
Rigoberto miro a su alrededor, sus hombres estaban cerca, ¿cómo ninguno se daba cuenta de lo que sucedía?
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UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceAureliano Montero era uno de los principales jefes del crimen organizado, era un hombre atractivo, fuerte, valiente pero con el alma negra. Su vida no había sido facil y no se tentaba el corazón para actuar cuando tenia que hacerlo, gracias a ello a...