_ Quiero pedirte un favor. - dijo él cuándo ella le tomaba la presión.
_ ¿Si? - lo miró sorprendida de que le dirigiera la palabra después de tanto tiempo.
_ Quiero que me des de alta. - dijo sin mirarla a los ojos.
Ella no contestó, se quedó estática sin saber que decir.
_Ya me siento bien. - continuó él. _ no tiene caso que siga en este lugar... Voy a volver al rancho. - dijo después de una pausa.
Ella lo miró, un nudo se formó en su garganta, ¿le estaba anunciando que se volvería a su tierra y ella no estaba incluida? ¿tanto daño le habían hecho sus palabras que la estaba sacando de su vida, sin siquiera haberla iniciado juntos?, tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que las lágrimas no asomaran a sus ojos, se sentía desolada, seguramente regresaría a sus actividades, a su vida delictiva, era lo más seguro, sino ¿porque estaría ansioso de volver?
Aureliano la miró, se dio cuenta de que sus palabras la habían afectado, trataba de contener las lágrimas pero no pudo evitar que sus lindos ojos se cristalizaran, de inmediato se arrepintió de haberle causado tristeza a ella, pero no tenía opción, necesitaba regresar, entre más pronto la dejara, más pronto ella podría continuar con su vida, sin tener que angustiarse por tener que luchar cada día por decidir entre sus sentimientos o sus convicciones, tenía que dejarla libre y liberarse él de la angustia de ver a cada momento que cuando parecía que las cosas por fin iban a estar bien ella sacaba de nuevo a flote su pasado y todo se iba para atrás.
_No puedo darte de alta hasta que estés totalmente recuperado. - dijo por fin ella. _no sería ético dejarte ir como estás.
_ Ya estoy bien. - dijo con vehemencia. _puedo hacer las cosas por mí mismo, no necesito que nadie me diga que tomar y a qué hora, yo puedo hacerlo solo, lo único que necesito es que me escribas las indicaciones.
_ Aún no estás bien. - insistió ella. _ ¡POR FAVOR! CASI TE ACABA DE DAR UN INFARTO. - alzó la voz en un intento por detenerlo.
_ ¡ME SIENTO BIEN! . - también alzó la voz. _ ¡QUIERO IRME A CASA! - la miró exaltado. _¡NO QUIERO MÁS ESTA PRISIÓN! ¡NECESITO MI LIBERTAD!
Ella lo miró dolida, nunca pensó que él se sintiera así, y menos estando en su compañía, por el contrario parecía disfrutarla. Pero creo que se había equivocado.
_No te daré el alta hasta que estés bien. - se sobrepuso a su dolor. _si quieres irte será bajo tu propio riesgo, no con mi consentimiento.
Aureliano se puso de pie furioso, aventó lo que tenía más cerca.
_ ENTONCES LO HARÉ. - gritó. MAÑANA QUIERO LOS MALDITOS PAPELES QUE TENGO QUE FIRMAR.
Ella se sobresaltó alarmada, no estaba acostumbrada a, que él la tratará de esa forma, de hecho siempre había sido quien lograba tranquilizarlo, pero ahora ella era el objeto de su furia y se sintió aterrorizada. Retrocedió asustada y chocó contra la puerta cerrada, con desesperación abrió y salió con prisa.
Él se quedó estático, en ese momento se dio cuenta de lo estúpido que había sido, le había gritado, la había asustado, su corazón se sobrecogió de angustia, no había sido su intención, muchas veces había gritado, había insultado, había golpeado, pero a ella no... A ella no.
Se llevó las manos a la cabeza y las pasó por entre su pelo desordena dolo, se estaba portando como un patán, tenía que disculparse, no soportaba verla triste, menos llorar y el idiota que ahora la había hecho llorar era él.
Sin pensarlo se dirigió hacia, su departamento, nunca antes lo había visitado, aunque sabía que era el de enfrente, llamó a la puerta pero no obtuvo respuesta, volvió a llamar y nada, intentó mover la cerradura y con sorpresa vio que se abría la puerta.
Lo primero que vio fue a Mariana acurrucada sobre un sillón en la sala, estaba llorando, ni siquiera levantó la vista.
Él se acercó consternado, se sentó a su lado y la abrazó.
*****
Ella escuchó cuando la puerta se abrió, en otras circunstancias hubiera pegado un brinco y hubiera buscado con que defenderse, pero ahora no le había importado, estaba demasiado dolida como para, que le importara si alguien entraba.Sin embargo se sorprendió cuando sintió sus cálidos brazos rodeando la, no levantó la vista, pero supo que era él, el aroma de su colonia era inconfundible, sus pensamientos se remontaron años atrás cuando en diferentes ocasiones aspiro ese mismo aroma. Su corazón dio un brinco, él estaba ahí y la tenía en sus brazos y le hablaba palabras tiernas, se disculpaba con ella y ella quería gritarle que lo perdonaba pero el llanto no la dejaba, también quería decirle que la perdonara por sus duras palabras pero igual, no podía por el llanto.
Después de media hora sin decir más, sólo abrazándola Aureliano sintió cuando el sueño y el cansancio la vencieron, hubiera deseado cargarla y llevarla a su habitación, pero sería absurdo exponer su salud y su recuperación de esa manera, así que la acomodó lo mejor que pudo, luego entró a una de las habitaciones y buscó una manta, cuando se dio la vuelta para salir llamo su atención una fotografía que se hallaba en una cómoda junto a la cama principal ya que a su lado se hallaba otra más chica, probablemente la ocupaba el pequeño que se hallaba en la foto donde aparecía con su madre supuso. Aunque la foto estaba algo borrosa se apreciaba que ella era muy bonita, pero lo que llamó su atención fue el niño, con rapidez tomó la fotografía y al verlo de cerca el aliento se le fue, juraría que era su hijo, si no hubiera visto como caía muerto hubiera estado seguro de que era él, era idéntico, solo que un poco más grande. Con un dolor en el corazón dejó la foto y salió de la recámara, luego arropó a Mariana con la manta y acto seguido se acomodó en el sillón frente a ella, era cómodo pero no tan grande, así que se acomodó lo mejor que pudo, no la dejaría sola, de cualquier forma sabía que no iba a dormir miles de preguntas se agolpaban en su cerebro, la principal, ¿Quién era ese niño? ¿Sería el que le mencionó Mariana? ¿El que había perdido a sus padres? ¿El que le iba a presentar y nunca lo hizo?
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UNA OPORTUNIDAD. No.3️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomansaAureliano Montero era uno de los principales jefes del crimen organizado, era un hombre atractivo, fuerte, valiente pero con el alma negra. Su vida no había sido facil y no se tentaba el corazón para actuar cuando tenia que hacerlo, gracias a ello a...