Capítulo 65

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Nos despertó el ruido del móvil de Bruno, todo estaba a oscuras, y Bruno se levantó al instante, sobresaltado y cogió el móvil.

Vale¡ nos hemos dormido, ahora vamos - contestó Bruno.

Amor - me dijo, mientras yo me estiraba en la cama - nos tenemos que ir, nos están esperando - se acercó a mí, para besarme.

Me quedaría ahora contigo a solas aquí - le acariciaba la mejilla y él me sonreía, parecía mentira que después del tiempo que llevábamos juntos, siguiera sintiendo tantas cosas por él, parecía que el tiempo no pasaba y que mis sentimientos eran los mismos que cuando lo conocí, no me cansaba de estar con él, al contrario, tenía cada vez más y más ganas de estar cerca, de besarle, de compartir más tiempo los dos juntos.

Nunca me iba a arrepentir de todo lo que había pasado, nunca me arrepentiría de haberlo dejado todo por el amor de mi vida - te quiero - me dijo él, mientras me besaba dulcemente - pero como no nos vayamos ya, mi padre me mata - me cogió la mano y me levantó de la cama, nos vestimos, me peiné ya que al haberme dormido con el pelo mojado, me había levantado con unos pelos de loca.

Cogimos el coche y nos fuimos a casa de Peter.

Llegamos y fuimos al maletero cuando estuvimos en España, compré cosas para todos, quería que tuvieran algo del sitio de donde era yo, Bruno llevaba la bolsa en la mano, y entramos.

Todos estaban en la mesa, esperándonos, se levantaron y empezamos a abrazarnos, todos me tocaban la barriga, y nos daban la enhorabuena, al final de un tiempo de reencuentros, nos sentamos en la mesa y empezamos a cenar, Bruno no paraba de contar sus historias en Europa, mientras yo le miraba observando la luz que tenía en los ojos, ese brillo sólo lo tenía cuando hablaba de sus canciones, de sus espectáculos, sabía que él vivía para su música, y que nunca iba a dejarla, y yo nunca le iba a obligar ni pedir que cerrara esa etapa de su vida.

La noche pasaba y yo hablaba con Cindia, sobre mi embarazo, necesitaba entender alguna conducta que tenía, mis celos, mis calenturas, mis ataques de rabia y aunque no las tenía mucho, pero mis ataques de tristeza, ella me explicaba que eso era lo más normal, que a ella también le pasaban esas cosas, que todo es acostumbrarse.

Yo a lo de que esté sensible, y siempre quiera hacer el amor me podría acostumbrar - aunque parecía que Bruno no estuviera escuchando, había puesto el oído a toda la conversación, y se metió en medio de ella.

Bruno¡ - toda la mesa empezó a reírse, la verdad es que Bruno no era nada discreto y cuando lo dijo, todos escucharon sus palabras.

Bruno puso su mano en mi hombro y se acercó a mi oído - de verdad, ver cómo me deseas, me excita mucho - esa vez fue más discreto, pero no hacía falta decirles a todos que algo sexual me estaba diciendo.

La noche iba pasando y ya estábamos todos en la terraza con nuestras copas en la mesa, Bruno no se separaba de mí, de vez en cuando me besaba, me mimaba y yo me dejaba hacer, aunque no estuviéramos solos, estaba contenta, por fin estaba relajada, con la familia, en Hawai, respiraba tranquila, estaríamos un par de días, luego pasaríamos la noche vieja en Las Vegas.

El día siguiente ya iba a ser Noche Buena, nadie tenía muchas ganas de celebrar nada, debido a la falte de Bernie, pero por los niños iban a hacer la cena familiar y al día siguiente todos los pequeños tendrían sus regalos de Papa Noel.

La noche terminaba y ya eran las tres de la madrugada, por lo que Bruno y yo nos fuimos a casa, aunque Peter implorara que nos quedáramos en su casa, para dormir, preferimos los dos irnos a la nuestra, queríamos algo de intimidad, de vida en pareja, algo que necesitábamos, estar los dos solos, sin horarios, sin estrés, hacer lo que quisiéramos, cuando quisiéramos.

Entramos en el coche - mañana después de la cena, nos podríamos ir a nuestra playa - me dijo Bruno, mientras arrancaba el coche.

Me parece una muy buena idea, tengo ganas de ir contigo a nuestra playa - Bruno se acercó para besarme, empecé a notar patadas en mi barriga, cogí su mano y la acerqué, nos quedamos un largo rato allí, dentro del coche, parados, simplemente disfrutando con la patadas de nuestros bebes.

Es impresionante - me dijo Bruno - ufff que escalofrío al notar las patadas - me enseñaba los pelos de punta que tenía al estar tocando mi barriga y notando a nuestros bebes.

Sí, es precioso - le guiñé el ojo y nos besamos - venga vamos a casa.

A sus órdenes - puso su mano en su frente y nos fuimos a nuestra casa.

Llegamos y fuimos directos al dormitorio, estábamos cansados y nos quedamos dormidos al momento.

A la mañana siguiente el sol entraba por nuestra ventana, y mis ojos se abrieron, me di la vuelta y Bruno estaba arrugando su nariz, estaba tan gracioso que me daba pena despertarlo por lo que seguí mirándole, como una tonta, pensaba en el momento que ya eso no me importara, pero a la misma vez pensaba que era algo ilógico perder lo que estaba sintiendo en ese momento.

Bruno parecía que se sentía observado y abrió su ojo izquierdo.

Me estás vigilando? - me preguntaba, mientras yo le sonreí.

Eres mi marido, Sr. Hernández, le puedo vigilar tantas veces quiera - Bruno se acercó a mí, y me besó.

Sra. Hernández, puede hacer conmigo lo que usted quiera - mis manos abrazaron el cuerpo de él, y mis labios empezaron a acariciar los suyos - Buenos días, amor.

Muy buenos días, Sr. Hernández - empezó a hacerme cosquillas, sabía que lo odiaba, y parecía que ese odio a las cosquillas que tenía era lo que le hacía hacerme más y más y más.

Para, para - le gritaba, por fin me hizo caso - Bruno, tenemos que hablar.

Bruno cambió su cara - eso no me gusta nada, te juro que no he hecho nada malo - yo le sonreí, por una vez que no era nada de él, parecía que tenía miedo.

No, bobo, he estado pensando si es bueno seguir acompañándote, yo estoy cansada, y creo que sería mejor que me fuera a casa, no sé, o quedarme aquí, puedo ir a verte algún día, y tú estás más cerca, por lo que en tus días libres, puedes venir aquí o a Los Angeles - yo estaba poniendo mala cara, no sabía cómo se lo iba a tomar - lo podría intentar, pero no sé, si él estar en un sito y luego en otro, los conciertos, el estrés que eso conlleva, aparte llegara un momento que viajar no será nada bueno.

Bruno se apartó de mí - a Los Angeles no¡ - me dijo, era rotundo en su contestación - si quieres te quedas aquí, con mi padre, en su casa o que el venga aquí, sola tampoco te quiero, y otra cosa, viene Dre también.

Vale - pensaba que era lo más razonable, quedarme en Hawai no me desagradaba, por lo que era una buena opción, estaría con Dre, y me tranquilizaba esa puntualización, pero vivir con Peter, eso era demasiado.

Negociamos - Bruno se dio la vuelta y alzó su ceja - espera, no hables - Bruno se quedó en silencio esperando mi negociación - me quedo aquí en Hawai, Dre viene y se queda aquí en esta casa a vivir conmigo, pero Peter en su casa, lo iré a ver cada día y estaré con él, pero por la noche en mi casa, y en la habitación de al lado Dre, es mi oferta.

Sra. Hernández - me dijo mientras estiraba su cuerpo - acepto su oferta.

OTRO CAPITULO¡¡¡ ARIADNA SE QUEDA EN HAWAI, VENTRA DRE A ESTAR CON ELLA, Y ESTARA CERCA DE PETER, LA VELADA POR LA NOCHE HA SIDO BUENA, TRANQUILA Y SE VE QUE ELLOS ESTARAN BIEN, PERO TODO SERA FELICIDAD EN NAVIDAD? ESPEREMOS QUE SI¡¡¡¡¡

ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL CAPITULO, ESPERO VUESTROS COMENTARIOS COMO SIEMPRE.

MIL GRACIAS A TODOS POR ESTAR CONMIGO.

Bruno mi pasión 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora