Capítulo 111

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Me puse en marcha, le había dicho a Bruno que llegaría antes del mediodía y quería cumplir mi palabra, necesitaba estar con él, que me abrazara y que me dijera que todo iría bien, aunque él no lo supiera, pero lo necesitaba, necesitaba tener a mi hija conmigo, a mis dos hijas a salvo, siempre pensé que vendrían a por Bruno, a por mí, pero que a las pequeñas nunca las iban a tocar, siempre pensaba en mi vida sin Bruno, y eso siempre me atormentaba, pensaba que no podría seguir viviendo, pero ahora saber que una de mis hijas no estaba conmigo, eso me destrozaba aún más.

Sin saber cómo, llegué a la penitenciaría, mis pensamientos, mientras conducía habían hecho que sin pensar llegara completamente sola a ese lugar, uff, Ari, contrólate, sólo falta que ahora tengas un accidente para rematar el día, me decía a mí misma.

Salí del coche, dejando el arma en la guantera, junto con las balas, parecía una loca, menos mal que en el bolso llevaba la licencia, sino me podría pasar cualquier cosa, sobretodo estando donde estaba, era como si me metiera en la boca del lobo.

Pasé por todo los controles, parecía que no tenía fin, parecía más fácil que un presidiario saliera, a que un visitante entrara, me cachearon, pase por un detector, tuve que enseñar mi bolso, firmar la visita, y esperar en una sala fría, gris con dos sillas y una mesa, con la vigilancia de una policía en mi espalda, parecía que no se fiaban de mí, y creo que tenían razón, iba a ser la primera vez que iba a ver a Brad después de que le dieron la sentencia, había pasado mucho de ese día, suponía que habría cambiado mucho, la cárcel cambiaba a las personas pensaba, a mí la vida me había cambiado, ya no era la misma, la misma que pisó Los Angeles por primera vez, la Ariadna que su única preocupación era sobrevivir en un mundo totalmente normal, me había convertido en una Ari, que intentaba sobrevivir en un mundo lleno de gente horrible, desconfiaba de todos los que tenía en mi alrededor, hasta de mi propia sombra.

La puerta se abrió, y la policía que tenía a mi espalda, cogió a Brad para sentarlo delante de mí, lo esposaron - Si precisa algo, me llama - me dijo, mientras yo afirmé con la cabeza.

Ya era hora que vinieras a verme - me dijo Brad, tenía una gran sonrisa, pero yo estaba fría como un hielo, la rabia, la ira, se estaban apoderando de mí.

Tenía obligación de venir? - le preguntaba.

No, obligación ninguna - me contestaba, sus manos esposadas, las puso de un golpe encima de la mesa, si pensaba que eso me iba a asustar estaba equivocado, estaba parada mirando sus ojos.

Dime quien es¡ - le exigía

Quién es quién? - me preguntaba.

No te hagas el tonto, sabes de quien te hablo - cada vez estaba más nerviosa, pero no tenía que demostrarlo.

Ari, estoy aquí, en la cárcel, tú crees que sé algo? - su sonrisa desaparecía de su rostro, y eso me hacía estar mejor, por lo menos ya no se reía de mí, por lo menos no lo exteriorizaba, porque seguro que por dentro se estaba partiendo el culo, de verme en esa situación.

Tú alguna vez me has querido? - tenía que entrar por esa vía, tenía que enternecerle, por lo menos tocar su corazón si aún lo tenía.

Bajó la cabeza, no me quería mirar - sí - me contestó.

Por favor, te lo pido por favor, sabes algo? Por lo menos ayúdame Brad, ayúdame, se ha llevado a mi hija, por favor, si sabes algo, dímelo, es lo único que quiero, saber quién es? - intentaba contenerme, intentaba no rogarle, pero a la fuerza, a las malas, no iba a conseguir nada de él.

Se ha llevado a tu hija? - levantó su mirada, parecía que le estaba dando pena mi situación.

Sí - afirmaba con la cabeza, suspiré, puse los codos encima de la mesa, cubriendo mi rostro con las palmas de mi mano - el tiempo corre Brad, sabes algo o no sabes nada? - no quería perder más tiempo, no quería malgastarlo.

Me pensaba que iban por Bruno - me decía.

Quien iba por Bruno¡ - le chillé, ya estaba bien de hacernos los tontos.

Hace tiempo, vino a visitarme una persona, quería hablar conmigo, y me contó que Bruno se las iba a pagar - me explicaba, por fin, sacaba algo de su boca - la verdad es que disfruté al saber que Bruno estaba en la mira de esa persona, pero ahora creo que se ha pasado, no me pensaba nunca que iba a por la niña, lo siento, no dije nada, pensando en mi venganza también a él.

Quién es¡ - ya no podía más, necesitaba nombre un nombre, si iba por Bruno, él lo conocería, él sabría decirme porque, que había pasado.

JODER, BRAD, QUIEN COJONES ES¡ - le gritaba, puse mis manos encima de la mesa, dando un golpe, me había hecho daño pero el dolor ya no me importaba, mi cuerpo de pie, estaba lleno de ira, lleno de rabia, Brad sabía quién nos estaba amenazando y en ningún momento colaboró con la policía, en ese momento tenía ganas de coger el arma y meterle el cargador completo entre ceja y ceja, mi cara era un poema, parecía un toro enfurecido, sacando humo por la nariz y por las orejas, no me iba a ir de allí sin una contestación a mi pregunta, no pensaba irme sin saber el nombre de la persona.

Marian - me dijo, mientras bajaba la cabeza.

Mi cuerpo se quedó petrificado, helado, no sabía cómo reaccionar, lo teníamos delante de las narices, sólo habían sido dos personas que nos habían hecho daño, y nos cebamos en Brad, sin recordar que Marian existía.

Pero está en prisión, no? - le preguntaba, mientras me volvía a sentar, lentamente en la silla, la habitación me daba vueltas, me estaba mareando por momentos, pero tenía que ser fuerte, había venido por una respuesta y la había conseguido.

Sí, pero va saliendo, entra varios meses y luego sale un par de semanas o días, por lo menos es lo que me dijo - me explicaba Brad, aun no me miraba a la cara, ahora lo entendía todo, por eso las amenazas iban y venían, porque aprovechaba el tiempo que estaba libre para amenazarnos y luego volvía meses a la cárcel, y desde allí todo era más complicado.

Sin decir nada, me levanté, me fui hacia la puerta - no me vas a decir por lo menos gracias - me decía, era ya el colmo, darle yo gracias, me di la vuelta y la rabia se apoderó de mí.

Fui directa hacia él, mi mano se alzó y le dio una bofetada - GRACIAS¡ QUIERES MIS GRACIAS, MISERABLE HIJO DE PUTA, LAS GRACIAS TE LAS HUBIERA DADO, CUANDO VINO LA POLICIA Y SE LO HUBIERAS CONTADO¡ AHORA LO UNICO QUE DESEO ES QUE TE PUDRAS, Y REZA QUE A MI HIJA NO LE PASE NADA, PORQUE TE JURO QUE TE ESPERARE EN LA PUERTA CUANDO SALGAS, PARA DESCARGAR UN CARGADOR DE BALAS EN TU CUERPO, MISERABLE¡ - parecía que me había poseído el mismo demonio, la puerta se abrió y salí corriendo de esa habitación.

OTRO CAPITULO¡ ARIADNA CONSEGUE DAR LASTIMA A BRAD Y HACE QUE LE CUENTE TODO¡¡¡ BRAD LO SABIA PERO SABER QUE IBA MARIAN POR BRUNO ERA DEMASIADO APETECIBLE PARA EL PARA DELATARLA.

ESPERO QUE OS ESTA GUSTANDO COMO SE VAN DESARROLLANDO LOS HECHOS, ESPERO VUESTROS COMENTARIOS, OPINIONES, GRITOS, SUGERENCIAS, ESPERO TODO DE VOSOTRAS, PORQUE LEEROS ME ALEGRAN EL DIA.

MIL GRACIAS POR ESTAR CONMIGO¡¡

Bruno mi pasión 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora