Capítulo 121

423 35 24
                                    

Subí corriendo, estaba en la puerta, puse la tarjeta y la abrí, entré sin encender las luces, dejé mi maleta y miré a mi alrededor, todo era precioso, intenté controlar la ansiedad, y disfrutar de cada momento, así que encendí las luces y contemplé que mi habitación estaba llena de flores, después de tener mi sueño, y saber algunos pasos de Bruno, aun así me asombraba de lo que estaba haciendo, fui a mi mesita de noche y abrí el sobre que tenía colocado al lado de un jarrón.

Si tu quieres puedo llenarte, cada día de flores.

Sonreí, hacía tiempo que no me sentía de esta forma, hacía tiempo que mi sonrisa no duraba tanto en mi rostro, dejé la nota y me fui a la maleta, empecé a acomodar mis cosas en el armario, tenía prisa pero no quería que se arrugaran más de lo que ya estaban, puse todo en su sitio y me fui a la ducha, el agua recorría mi cuerpo, me estaba relajando, mis manos se apoyaron en los azulejos mientras respiraba profundamente, después de un tiempo, salí y me vestí, algo normal, unos vaqueros, una camiseta y mi americana ceñida, un pañuelo en el cuello por si hacía algo más de frío por la noche y me sequé el pelo, dejándolo suelto.

Me senté en la cama, tenía el móvil en mis manos, conecté el wifi del hotel y escribí un mensaje para Miguel, en España sería tarde, pero le prometí que cuando estuviera en Los Angeles, se lo diría, y cumplía mis promesas, aparte no quería enfadar más a Miguel.

Hola amor, ya estoy en el hotel, todo bien, mañana te llamo, besotes.

Cogí mi bolso y bajé al encuentro con Bruno.

Salí por la puerta de la recepción y allí estaba él, apoyado en el coche, con sus brazos y piernas cruzadas, mirando el reloj, como si estuviera impaciente por verme.

Ya estoy lista - le dije, quedándome enfrente de él.

Levantó su mirada y mi miró de arriba abajo - perfecta, como siempre - me dijo, se incorporó y me dio un beso en la mejilla, se fue corriendo a su lado del coche, parecía avergonzado por el beso que me había dado, yo estaba allí parada, mi mano fue hacía mi mejilla, rozando la parte donde sus labios habían tocado mi piel, esa sensación me gustaba, ese hormigueo en mi estómago me entusiasmaba, estaba feliz por haber decidido estar en Los Angeles con él.

Bajé de mis pensamientos, y entré en el coche, Bruno arrancó y nos fuimos a un italiano.

El sitio era precioso, parecía sacado de la dama y el vagabundo, los manteles a cuadros rojos y blancos, mesas pequeñas, pequeño centro de mesa con cuatro flores, era un sitio íntimo, algo que necesitábamos para hablar él y yo.

Buenas noches, mesa para dos - dijo Bruno.

Sí, claro, vengan conmigo - dijo el camarero.

En ese momento, Bruno cogió mi mano, sus dedos acariciaban mi piel, mientras que los míos se quedaron petrificados, no sabía cómo reaccionar a su repentino contacto, me cogió de sorpresa, pero no podía negar que ese arrebato me gustaba, me sentía cómoda agarrada por él, me sentía como si nada ni nadie pudiera hacerme daño, algo que me recorría mi mente en cada momento, tenía pánico a vivir todo lo de mi sueño, todo lo malo existía aunque lo bueno que había soñado era precioso.

Esta mesa, les parece bien? - preguntó el camarero, mientras que Bruno me miró, esperando mi opinión, yo afirmé con la cabeza, su mano aun me agarraba, y eso hacía que mis palabras fueran inexistentes, parecía una niña con su primera cita, llena de nervios, de confusiones, de preguntas en su interior.

Nos sentamos, mientras que los dos en silencio ojeábamos la carta, terminé de mirarla, ya sabía lo que iba a cenar, pero seguía ojeándola, intentaba no empezar una conversación.

Me parece mentira que aún no sepas lo que vas a cenar - me decía Bruno, sus codos estaban sobre la mesa, su cabeza la apoyaba en sus manos, estaba a la espera que terminara de leer, para empezar a conversar conmigo - o es que no quieres hablar conmigo? - parecía tan seguro de sí mismo, en cambio yo estaba desconcertada con todo lo que sentía, con mi comportamiento, tan extraño para mí.

Dejé la carta - vale, sí, tienes razón, no sé qué decir - pensaba que ser sincera, sería un buen comienzo para los dos, por lo menos era lo que nos faltó en el sueño, la sinceridad, y eso era un comienzo, por lo tanto, era mi paso, ser sincera con él.

Vale, pues entonces empiezo yo con mi sueño, espero que así estés más cómoda - Bruno no apartaba los ojos de mí.

Ya saben lo que van a cenar? - dijo el camarero.

Sí, claro, yo quiero una calzone - le comenté.

Y el caballero? - miró a Bruno.

Yo quiero lo mismo - le contestó, después pidió el vino - realmente no había mirado la carta, simplemente iba a pedir lo mismo que tú - me susurraba, mientras que yo ponía cara de alucinación.

Pero, si la has estado mirando - le comentaba, por lo menos yo le había visto como la estaba leyendo.

Bueno, si te soy sincero, no la leía, te miraba por el rabillo del ojo - me sonrió y me guiñó el ojo.

Venga, loco, empieza, que soñaste? - estaba ansiosa por saber si realmente coincidía con el mío.

Necesitaba saber que paso en su sueño, necesitaba comprobar si habíamos soñado lo mismo, si estábamos locos, o si por lo contrario había sido cosa del destino, dándonos una segunda oportunidad.

OTRO CAPITULO¡¡ PRIMERA CENITA, PRIMER CONTACTO, Y YA HABLANDO DE SU SUEÑO, HABRAN SOÑADO LO MISMO, O NO??????

ESPERO QUE OS ESTE INTRIGANDO, Y APASIONANDO COMO AL PRINCIPIO, ESPERO QUE OS GUSTE LOS GIROS DE LA NOVELA, Y QUE ESTEIS LEYENDOME CAPITULO TRAS CAPITULO.

ESPERO VUESTROS COMENTARIOS, OPINIONES, YA SABEIS QUE ME ALEGRAN EL DIA.

MIL GRACIAS AMORES.

Bruno mi pasión 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora