Capítulo 68

854 38 25
                                    

Ya nos habíamos duchado y nos estábamos arreglando para ir a casa de Peter, íbamos a estar en su casa por lo que fuimos arreglados pero tampoco para ir a una fiesta, eso lo agradecí, porque llevar tacones no era lo más cómodo para mí.

Salimos de casa y Bruno cogió todos los regalos que teníamos para todos, estaba ansiosa por darlos ya, no podía esperar a que fuera mañana, tenía tantas ganas de ver sus caras, que estaba entusiasmada.

Llegamos a casa de Peter, y Bruno iba a coger los regalos.

Dónde vas? - No entendía que estaba haciendo, Bruno me miraba como si la loca fuera yo - que los niños te van a ver, y precisamente Papa Noel, no eres¡¡¡

Es verdad¡ que despiste¡ - cerró el maletero y vino hacía mí, riéndose - es que claro te miro y se me va todo - me dio un beso, mientras íbamos hacía la puerta.

Entramos y ya estaban todos, los niños corrían por los pasillos y vinieron a darnos los besos de bienvenida, empezamos a saludar a todos, yo me fui directa hacia la cocina para ayudar a las chicas.

Hola guapas¡¡ - dije a todas, parecía que tenía un imán todas vinieron a mi barriga a tocarla.

Venga una patada a las tías - dijo Cindia.

Pero los bebes no se movían - nos odian, no se mueven - dijo Tahití.

Están descansando han tenido un día ajetreado - todas me miraron y se rieron.

Ya nos imaginamos que clase de ajetreo han tenido - dijo Pres.

Venga que os ayudo - les dije y me puse mano a la obra, ayudando a cortar, pelar, era una desorganización, pero al final conseguimos sacar la cena en la mesa, antes los chicos vinieron, ellos se iban a encargar de poner la mesa, Bruno cuando entró no paró de abrazarme y de besarme, el resto de chicos empezaron a criticar porque perdía tiempo, y ellos tenían que sacar todo.

Vale, vale, no os enfadéis - decía Bruno, mientras cogió las servilletas y los cubiertos y los fue sacando.

Todo estaba listo, y ya empezamos a cenar, todos estábamos separados, las chicas juntas y los chicos en el otro lado, así podíamos hablar de nuestras cosas, aunque Bruno de vez en cuando buscaba mi mirada, me tiraba besos desde lejos, o me mandaba algún mensaje.

Tengo ganas de besarte.

Yo sonreía cuando lo leía, mi mirada lo buscaba en la distancia, y veía como me guiñaba el ojo.

Y yo estoy ansiosa por tus besos.

Le contesté, Bruno disimuladamente miró su móvil, se levantó y vino hacía donde estábamos todas, se acercó a mí y me besó, un beso largo, tierno.

Todas se quedaron mirando y empezaron a abuchear.

Ehh ese no es el trato, vosotros a un lado y nosotras en el otro - dijo Jaime.

Sí, Bruno que luego nos haces quedar mal al resto¡ - dijo Eric.

Lo siento, mi mujer tenía antojo de que la besara, y si ella tiene antojo, yo lo cumplo - dijo Bruno - estáis de suerte que sólo sea un beso, que si me pide que le haga el amor, lo hago encima de la mesa.

Bruno se fue a su sitio y mientras que todos se estaban riendo, menos yo que estaba con los ojos abiertos, puse mis manos en mi cabeza, nunca me iba a acostumbrar con las salidas de mi marido, pensaba.

La noche estaba siendo entretenida, ya estábamos por los postres, yo estaba en la cocina con Tahití, intentando llenar el lavavajillas así teníamos por lo menos una parte limpia, y cuando se terminara con la cena lo podríamos sacar y meter lo que quedara, y el trabajo quedaría acabado.

Tengo ganas que le des el regalo a Bruno - me decía Tahití.

Cuidado a ver si te va a escuchar - le susurraba - yo también tengo ganas.

Las dos salimos al comedor y nos sentamos en nuestros sitios para empezar con el postre, siempre pasaba lo mismo después de comer dulce los bebes empezaban a moverse, fue el momento de avisar a las chicas.

Ehh la barriga¡ - les grité, todas pusieron las manos en mi barriga, y empezaron a abrir los ojos.

Es hermoso - dijo Tiara

Vaya - dijo Tahití - mira otra.

Después de un tiempo los bebes pararon y ellas empezaron a separar sus manos de mi barriga.

Terminamos de cenar y todos empezamos a recoger la mesa, Tahití y Jaime, quitaron las cosas limpias del lavavajillas, mientras el resto trajo todo lo sucio que quedaba.

Todos nos fuimos al salón, y me senté al lado de Bruno, él puso su brazo encima de mi hombro, y empezamos a mimarnos, ya era algo normal en nosotros y todos lo sabían, así que ya no me avergonzaba de eso, al contrario me sentía orgullosa que quisiéramos estar así, que nos buscáramos y que nos necesitásemos.

Bruno se levantó y empezó a tocar el piano, mientras que los niños se sentaron a su alrededor, sabía que Bruno sería un buen padre, sus sobrinos lo adoraban, siempre estaban al lado de él, para que les hiciera alguna de las suyas y él estaba encantado con que fuera así, nunca se cansaba de eso.

Todos empezamos a cantar a su alrededor, mientras Bruno seguía tocando el piano. Nos abrazamos y nos besábamos, era una gran familia, llena de amor, de risas y ternura, una familia que ya era mía, y que la iba a querer siempre.

Los niños se fueron cansando y se quedaron dormidos, Bruno cogió a Liam y lo llevó a la habitación de Eric, mientras que el resto hizo lo mismo con los otros dos.

Yo salí un momento en la terraza, necesitaba respirar un poco de aire, me senté en el banco, recordando que en ese mismo banco Bruno me dijo que se iba de gira, fui la última en saberlo, eso en ese momento me hizo reírme, aunque en su momento estaba muy enojada.

Bruno salió con una mochila - dónde vas? - le pregunté.

Pues a nuestra playa¡ - me guiñó el ojo, le di la mano y nos fuimos hacía el coche.

Llegamos en un momento, la noche era clara, la luna estaba llena, y eso hacía más claridad, bajamos las escaleras, la última vez que las bajé fue con Peter a mi lado, y esa vez lo hacía con mi marido y mis dos bebes, Bruno alumbraba con la linterna el suelo, no quería que me fuera a caer.

Llegamos y Bruno puso los sacos de dormir en la arena, y nos sentamos, Bruno detrás de mí, con sus piernas abiertas y yo recostada en su pecho, mientras sus manos las acomodó en mi barriga.

Aquí me diste el sí quiero - me susurraba Bruno y yo movía afirmando con mi cabeza - aquí fue el mejor día de mi vida, el día que te convertiste en mi mujer.

Fue un día precioso - le contesté - aunque a tu lado, todos los días son maravillosos - giré mi cabeza y le di un ligero beso.

Nos quedamos un tiempo en la playa, unas horas, comentando los dos cada paso de nuestra boda, a veces nos quedábamos callados.

Te quiero, Ari - Bruno rompió el silencio, subió sus manos y me abrazó fuerte hacía su cuerpo.

Y yo, Bruno, te quiero mucho - mis manos acariciaban las suyas, entrelazando nuestros dedos.

OTRO CAPITULO¡¡¡ NOCHE BUENA, LLENA DE TERNURA AL FINAL, MAÑANA ES NAVIDAD Y ESA NOCHE VIENE PAPA NOEL, ESPEREMOS QUE TODO VAYA BIEN Y QUE BRUNO ESTE FELIZ POR SU REGALO, ESPERO QUE OS ESTE GUSTANDO QUE NO ME ABANDONEIS, ESPERO VUESTROS COMENTARIOS, VUESTRAS OPONIONES SON IMPORTANTES PARA MI YA LO SABEIS.

OS QUIERO

Bruno mi pasión 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora