Enemigo sin nombre

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Yo lo había sabido y aun así no logró mantener la calma cuando llegaron.

Tres días después del Quaála, en la tarde, me encontraba preparando pociones de fuerza y valentía para darle a aquellos interesados, además de las protecciones que hice beber a Peter cada día. Entonces lo sentí. El choque, el estremecimiento, el calambre por todo mi cuerpo.

Algo se había dado de lleno contra nuestra protección mágica.

Y eran varios.

Los enemigos sin nombre estaban aquí.

Entré en pánico dejando caer todo, toqué mi collar de familia para alertar a mi familia, aunque ellos ya debían saberlo. Recuperé lo que pude y comencé a correr, tenía que encontrar a Peter. Agradecí a los dioses cuando él me encontró a mí, con rostro pálido y asustado.

Cuando nos miramos los dos dijimos al unísono: —Están aquí.

Tenía miedo fluyendo por mis venas, me estaba dejando controlar por eso.

Aspiré la energía del bosque, me permití un segundo para tomar valor. Me giré hacia un árbol y lo comencé a trepar. Peter me estaba gritando, me exigía que fuera con él. Recordé mi trato con Josh, pero yo necesitaba mirar, saber de qué se trataba.

Lancé mi magia y busqué, olisqueé. Sabía que había algo, pero tenían una especie de protección, algo que los hacía indetectable.

Maldije volviendo a bajar, Peter no me dejó tocar el suelo, me arrancó del árbol y corrió. Tan rápido que logré marearme.

En el pueblo todos se estaban moviendo y tuve que separarme de Peter en ese momento. Pedí protección una vez más para él y me besó, sin importar quien miraba o prestaba atención. Ese besó, esa declaración me hizo mantener mi espalda recta, porque yo era suya y él era mío y no había nada que cambiara eso. Ya no iba a fingir delante de esta gente. No hoy.

Cuando llegué a la torre donde se suponía que debía estar, vi a Josh y a Ivy, ambos al darse cuenta de que yo estaba allí se miraron entre sí, Ivy tomó el rostro de Josh y le dio un beso en la mejilla, le dijo algo que no pude escuchar y entró a la torre.

Antes de que Josh desapareciera solo me pidió algo.

«Cuídala con tu vida».

*****

Habían pasado horas y todo lo que sabíamos era que los enemigos habían retrocedido, más todavía seguían allí. Deseaba acercarme a ellos, descubrir qué eran y como podíamos manejarlos.

Mantenía mi mano aferrada a mi collar de familia, pensaba en Peter y temblaba de miedo, él debía estar bien.

—¿Crees que triunfaremos? —preguntó Ivy a mi lado.

Ambas nos habíamos posicionado en una ventana, veíamos el pueblo y más allá, hacia las fronteras.

Respiré tensa.

«Hay un torbellino de sangre cayendo sobre esas tierras marcadas por el lobo».

—Creo que si ellos quieren algo, no van a irse sin conseguirlo y que...nuestra preparación solo los motivará —respondí sincera.

Los enemigos sin nombre tenían una forma de actuar rotunda, ellos llegaban al lugar, destrozaban, actuaban como si buscaran algo y se iban. Si no me equivocaba, nuestras defensas no iban a detener el ataque planeado, solo lo retrasarían.

—Eso me asusta mucho, Maureen —quise mirarla pero no pude, no quería aparta los ojos de la ventana—. Con cada minuto que pasa revivo el ataque que le hicieron a mi pueblo, no puedo parar de pensar en mi familia. Temo por estas personas.

La bruja y los lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora