Futura mitad del Alfa

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—¿Qué ocurrió contigo, Ivy?

La chica de cabellos dorados se miró las manos

—Estábamos en la celebración de luna llena, mi aquelarre era discreto, ya habíamos escuchado suficiente sobre el hombre que cazaba brujos y los condenaba en hogueras. Yo no soy uno de ellos, tampoco una mestiza, pero soy una humana que los adora y eso también es castigado por ellos —se estremeció bajo las mantas—. Todo parece irreal hasta que sucede, ¿sabes? —negó—. Mis ojos no son súper dotados, no pude verlo todo con claridad, solo sé que llegaron cuando comenzó el crepúsculo. No arrearon con fuego, vi personas cubiertas con túnicas y los gritos —su pecho rugió cuando tosió—. El humo me ahogó, iba a matarme, pero entonces mi madre me tomó y me pidió que corriera, que corriera hasta que estuviera a salvo, no pude negarme porque me hechizó.

Un gruñido animal brotó de Josh, asustando a la chica que de forma inmediata se quedó callada.

—Lo lamento —se disculpó con pena.

El ataque que relataba era parecido a lo que nos había ocurrido a mi familia y a mí, solo que yo no recordaba a nadie con túnicas. Habían sido vampiros, no hombres deseando meternos en hogueras.

—¿Qué crees que fue? —inquirí, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Todo está bien —tranquilizó Josh, acercándose—. Por favor, no llores —rogó, tomando una de sus pálidas manos.

Para nuestra sorpresa ella no retrocedió, curvó sus dedos en la palma bronceada de Josh y le permitió sostenerla.

—No lo sé —musitó—. Apenas pude recordar después de salir de la influencia del hechizo.

—De acuerdo —asentí—. Comprendo.

—En lo único que pienso una y otra vez es en mi familia siendo reducida a cenizas mientras que yo escapaba, no pude hacer nada por ellos —sollozó, su respiración falló—. Ellos...me salvaron la vida...y yo...no pude hacer nada por...ellos.

Josh me miró con pánico, la respiración de Ivy estaba estropeada, jadeaba y parecía que el aire no llegaba a sus pulmones correctamente.

Aplasté mi mano contra su pecho mientras que Josh sostenía su rostro para que lo mirara, limpió sus lágrimas, le susurró que todo iba a ir bien, que él iba a cuidarla. Sentí mi magia tropezarse con muchas cosas irreparables dentro de ella, eso me asustó, pero hice lo posible por controlar su respiración, hacerla tan suave como una caricia del viento.

—Yo...no hice nada —susurró.

—Ivy, fuiste hechizada —le recordó Josh, su voz era suave, pero firme—. No pudiste haber peleado contra un hechizo siendo solo una humana, era imposible. Nada de lo que pasó fue tu culpa, ¿entiendes?

La chica apartó la mirada.

Era humana. Una humana en la tierra de los mágicos.

—¿Cómo es que estabas en ese aquelarre? —pregunté.

—Tenía dos madres en el aquelarre, cuando crecí me di cuenta de lo distinta que era de ellas, no porque me lo recordaran o me hicieran sentir...diferente. Siempre había encontrado curioso que sus pieles fueran más oscuras que la mía, que sus uñas fueran negras de nacimiento y que sus ojos tuviera una extrañeza atrapante que mis ojos corrientes no poseían —una mirada a Josh basto para darme cuenta de que él iba a protestar, pero Ivy continuó—. Mamá Wen me dijo que fui traída como un tesoro por alguien del aquelarre, atravesé mares y tierras hasta llegar aquí. Desde entonces fui adoptada por ellas, me amaron, nunca me faltó nada...Se convirtieron en mi familia.

La bruja y los lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora