La calidez que cubrió mi alma al ser abrazada por mi familia era indescriptible. Se sentía como ser cubierta por luz. Luz del sol.
Me disculpé con mi madre en el momento en el que la vi. Le pedí perdón por haber sido cruel y egoísta. Le pedí perdón por...haber estado tan ciega. Ella también me pidió disculpa. Me acunó en sus brazos y no me soltó.
—Mi niña, mi niña, mi dulce niña...
Sintieron todo en mí. El cambio y...el vínculo entre Peter y yo. Un vínculo aceptado y consumado. No me exigieron que les contara, en lugar de eso mi madre me pidió un baño.
Era un ritual importante en la vida de toda bruja. Un ritual de madre e hija. Mi madre iba a limpiar mi cuerpo y mi espíritu. Iba a pelear contra eso que yo no había podido y lo apartaría de mí. Iba a cantar, iba a sonreír y a confesar.
Me metí en la bañera con esencia a lavanda, había velas rodeándonos, hiervas y aceites.
Lavó mi cabello, frotándolo con agua de lavanda y romero, mientras me contaba sobre su viaje. Cuando dejó mi cabello limpió, inicié con el resto de mi cuerpo, esparcía los aceites por mi piel y ella susurraba las oraciones.
No resistí por mucho tiempo más y comencé a contarle todo, en voz baja y suave, hasta que el agua se volvió fría y mis dedos se arrugaron.
—¿Tú lo amas?
Su pregunta me desconcertó.
—No voy a responder —me negué—. No puedo —confesé.
Todavía no.
Mi madre suspiró.
—Maureen —acarició mi mejilla—. Él te ama —cerré mis ojos—. Esa criatura de corazón noble te ama, sé que no quieres escuchar eso, lo mucho que le importas, pero es verdad.
No necesitaba escucharlo porque lo sabía.
—Tienes razón, no quiero oírlo.
Mamá peinó mi cabello.
—Sé sincera con él, Maureen —dijo—. Para que ninguno de los dos salga lastimado debes ser sincera, adviértelo de que quizás todavía no estás lista para...lo que él quiere darte.
Tragué sintiendo que las lágrimas se acumularon en mis ojos.
—Debiste haber visto la forma en la que Abel me miró —cambié la conversación al otro chico en mi corazón—. Como si le hubiera clavado un cuchillo en la espalda.
—Fue su culpa, ¿te das cuenta? Él no fue sincero y al final ambos han sido lastimados.
—Si él...me lo hubiera dicho en el pasado, le habría dado una oportunidad, porque yo también lo quise así una vez —admití.
—Lo sé.
Los dioses sabían que yo le hubiera dado una oportunidad. Pero algo me decía que no habría funcionado. Abel y yo éramos amigos, funcionábamos así, pero nada era como antes, no después de lo de su padre.
*****
Estaba repasando los libros con una taza de té a mi lado, se suponía que debía estar preparando pociones, pero seguía leyendo sobre criaturas mágicas. Peter estaba frente a mí, sus brazos estaban sobre la mesa y su barbilla sobre ellos, había llegado hacía un par de minutos, sin decir nada, solo se quedó allí observándome.
—Maureen.
—¿Mmm?
—Decidí que debo hablar con tu madre.

ESTÁS LEYENDO
La bruja y los lobos
Werewolf"Era magnifica. Perfecta. Perfecta. Perfecta. La voz en mi cabeza no se callaba, seguía gritándolo y lo supe, supe lo que era para mí, supe lo que éramos. Ella ya se había ido, pero yo me quedé en el suelo, me miraba a mí mismo, tan delgado que los...