Mientras la lluvia caía sobre el rostro inconsciente de Dororo y camuflaba las lágrimas que querían comenzar a salir de mis ojos, los dos hombres frente a nosotros no tenían en sus expresiones la mínima duda de que este era el último día de alguno de los dos.
-¿Por qué me dejaste vivir? -preguntó el hombre de la espada maldita. -Debiste haberme matado antes de que recuperara a Nihiru.
Hyakkimaru no dudó en enfrentar su amenaza, no se notaba intimidado ante la presencia de la katana. El de cabellos blancos atacó al joven, este se defendió con la espada de su brazo. Los ataques no se detenían y hacían retroceder al muchacho. Hyakkimaru esquivaba, pero su fuerza no superaba la de aquel hombre, pues hasta sus pies dejaban marcas en el lodo debido a la resistencia que intentaba dar. Tras varios esquives, ambos quedaron con sus espaldas pegadas, sin mirarse.
-¡Espera, por favor! -los gritos desesperados de la chica del templo despertaron a Dororo.
La mujer corrió frente a nosotros y se acercó a Hyakkimaru, este aun estaba en guardia sin separarse de la espalda de su oponente.
-¡No mates a mi hermano! -gritó ella, lo cual me hizo sorprenderme en gran medida.
Dororo y yo volvimos a mirar a los espadachines, el peliblanco hizo su movimiento y dio un ataque definitivo que el joven respondió con gran reflejo. En ese segundo, los tres testigos esperábamos ver quién caía del ataque a muerte. La sangre fluyó ante nuestros ojos, el hermano de la chica expulsó también un poco por su boca, había sido él el perdedor. Este cayó al suelo derramando su líquido vital sobre el suelo desde la herida de su pecho.
La chica no podía creer lo que acababa de ocurrir frente a sus ojos. Miraba a su hermano herido y la espada en dos trozos en el suelo. Hyakkimaru había logrado cortarla.-Hermano... -susurró negando con su cabeza, yo me acerqué a ella.
-Lo siento mucho. -la consolé, mas no valió, era lógico.
Ella fue hasta su hermano, le dio vuelta con cuidado y le sostuvo la mano. Mientras, yo regresaba con mis amigos. Dororo le colocó al muchacho su brazo en su lugar. El pequeño y yo miramos con dolor cómo la chica sufría ante la pérdida, sin embargo, en la expresión del hombre se podía notar cierta felicidad. Ella lloró, lloró profundamente dejando caer su cuerpo sobre el pecho de su hermano.
De repente, noté que Hyakkimaru se comportaba extraño, el niño también lo notó. Este llevó sus manos a sus oídos y se estremecía como si le doliera.-¿Aniki...?
-¿Estás bien, Hyakkimaru? -le pregunté.
Vi que sus orejas se habían caído. Eso significaba que recuperaría el oído. Significaba que... Hyakkimaru escucharía por primera vez. Este se quedó quieto tras la recuperación. Yo cerré mis ojos, quería saber qué tanto podía escuchar. Al hacerlo, vinieron a mí las gotas de lluvia impactando contra el suelo, los techos de las casas y mi cuerpo, pero también el llanto de la chica, el cual avanzaba por toda la calle difuminada con el diluvio.
Abrí mis ojos nuevamente encontrando a un estático Hyakkimaru y a un confundido Dororo. Tenía un poco de miedo de hablar, sería la primera vez que el muchacho escucharía mi voz, por lo que ese extraño sentimiento de pena e inconformidad me carcomía el alma. Decidí ser valiente, si él iba a escuchar mi voz, que fuera entonces con su nombre.
-Hyakkimaru. -tomé su mano, él no se mostró incómodo. - Dororo también. Vamos, salgamos de aquí. Nos queda un largo viaje.
Dororo me asintió, fue hasta la chica y le dio un abrazo. Luego se incorporó con nosotros y los tres salimos de aquel lluvioso pueblo. Vagamos un rato por el bosque, noté que Hyakkimaru estaba muy sensible. Cada paso que dábamos, cada gota que caía, lo hacía reaccionar. Comprendí que recuperar el oído de repente no era sencillo para él.
Adaptarse a la intensidad de cada ruido era una experiencia dolorosa. Yo coloqué mis manos en sus oídos y este se calmó ligeramente. Casi en un susurro imperceptible le hablé a Dororo.
-Busquemos un lugar para estar secos. La lluvia no deberá durar mucho más.
-¿Aniki estará bien? -dijo en su volumen normal, lo que hizo reaccionar a Hyakkimaru.
Yo le asentí, era solo cuestión de tiempo para que este se adaptara a su nuevo sentido. El joven colocó sus manos sobre las mías. Yo me sonrojé ligeramente, aunque sabía que era una tontería mía. Mi mano aun estaba entrelazada con la del joven, eso me gustaba. Por mi cabeza solo pasaba la idea de que no podía hacerme falsas ilusiones, que no podía obligarlo a sentir lo mismo que yo sentía. Por lo menos, el que me escuchara, saber que por fin oye mi voz fue algo maravilloso. Dentro de mí sentí arder algo, era pequeño y quería ignorarlo, pero ya sentía que estaba ahí.
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No estás solo, Hyakkimaru.
FanfictionEste es un fanfic de la serie anime llamada "Dororo". Si bien sabemos que Hyakkimaru viaja siempre con su inseparable amigo Dororo y que su primer "amor" fue Mio, pero, ¿y si Dororo no es el único que viaja con Hyakkimaru? Si viajan juntos, ¿por qué...