Eres parte de nosotros

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En nuestro camino, nos encontramos con un pueblo de gente bastante humilde que vivía de la pesca. Estábamos por Sodegahama. Hablamos con los pescadores del lugar para que nos cedieran un bote y poder navegar entre unas islas lejanas que se veían al horizonte. Hyakkimaru insistía en ir allí, y ambos queríamos tener a Dororo de vuelta con nosotros.

De alguna forma, él sabía dónde se encontraba ella. Le otorgué ese conocimiento a su habilidad de ver la esencia de las cosas. No sabía cómo estaba tan seguro de a dónde debíamos dirigirnos, pero confiaba en él. Si en los peores momentos había estado a su lado, ahora no sería diferente.

Partimos en el bote, Hyakkimaru era quien lo dirigía, yo solo estaba sentada frente a él observando el destino que nos procuraba la proa.

-Dororo...- lo escuché decir en un tono bajo mientras sus ojos se dirigían hacia el frente, a la isla a la que pronto arribaríamos.

-Ten paciencia, pequeña amiga. Pronto estaremos juntos otra vez.- dije con una amable sonrisa mientras mis dedos acariciaban la cicatriz de mi mano.

El ocaso pintaba las nubes de colores más oscuros mientras más cerca estábamos. Para mi compañero no tenía la menor diferencia, pero para mí, solo me hacía pensar que tardaríamos toda la noche en llegar.

-Sasayaki... duerme...- me sorprendí al escuchar su voz repentinamente decir aquello.

-Pero... Hyakki-kun, también debes estar cansado...- no sabía ni para qué le insistía, si era tan terco que no cambiaría de opinión.

-Duerme... Estás cansada...- solté un suspiro de resignación.

-Está bien, dormiré. Pero quiero que me despiertes cuando quieras descansar tú. No debes hacerlo todo tú solo, Hyakki-kun...- recibí solo un asentimiento de su parte, pero estaba bien, al menos me estaba escuchando.

Me hice un ovillo en el suelo del bote y dormí entre algunas telas viejas que tenía. Tuve un sueño profundo a pesar de viaje tan largo que llevábamos, sin embargo, el despertar no fue muy agradable.

-¡Sasayaki, ten!- ante el grito del joven, me espabilé rápidamente tomando el timón del bote.

Él había salido corriendo tanto como pudo a la orilla. Cuando vi la escena, una enorme criatura en forma de tiburón destruía árboles persiguiendo a alguien. Era Dororo. Mi sorpresa se combinó con miedo cuando vi al demonio acercarse a mi amiga y tratar de devorarla. Oportunamente, la espada de Hyakkimaru se interpuso para salvarla. Este, cortó la mandíbula del tiburón para alejarlo de la niña. Cuando la bestia cayó, otro joven, el cual había perdido su brazo derecho se acercó a ella con preocupación.

Yo logré acercarme a tierra con el bote y desembarqué para reunirme con mis amigos.

-Aniki... ¿Cómo...?- preguntó la pequeña mirándolo con asombro.

Hyakkimaru solo volteó hacia ella y le dedicó una muy leve sonrisa. Los ojos de la pequeña se aguaron por eso y también mostraron sorpresa al verme. Yo solo le sonreí, quería que se diera cuenta de que no estaba sola, de que era parte de nosotros.

Aunque estábamos emocionados, el joven sin brazo lloraba al tiburón, el cual aún tenía fuerzas para moverse.

-Ese tiburón...

-Hyakki-kun, ¿qué es eso...?- dije asustada yendo con Dororo para permanecer juntas y protegerla.

-Un demonio...- respondió mi compañero.

-Ese humano roto no es rival para ti.- el joven sin brazo animaba a aquella criatura a seguir atacando.

Lo cual hizo teniendo como rival a Hyakkimaru. Este usaba sus espadas y fuerza para contrarrestar los ataques de aquella extraña criatura.

No estás solo, Hyakkimaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora