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Doce años atrás...

—¡Buaaaaah!

Gritó el pequeño YukHei mientras llevaba en sus manos por toda su habitación el cohete rojo con alas plateadas. Se encontraba jugando en su cuarto con el cohete que le había regalado su hermana hace unos días, era la mejor hermana del mundo, siempre le regalaba un juguete nuevo que YukHei disfrutaba con ansia y furor. Se imaginaba que se encontraba en el espacio surcando la galaxia, saltaba por la cama y volvía a aterrizar en el suelo. El pequeño reía escandalosamente con sus mejillas regordetas, enrojecidas y rebosando felicidad. La madre de YukHei se encontraba en la cocina haciendo la comida, estaba preparando el plato favorito de YukHei porque hoy era su cumpleaños. El pequeño seguía jugando en la habitación mientras esperaba a su hermana y a que su madre terminase de cocinar y lo mejor de todo ¡mañana irían a un parque acuático! No podía ansiar más ese día.

La puerta sonó. Debía ser su hermana que había llegado después de pasarse toda la mañana estudiando en la biblioteca de la zona. El pequeño volvió a saltar de la cama dispuesto a dirigirse hacia la puerta para recibir a su hermana y pedirle que jugara junto a él y su cohete pero al bajar tan solo pudo ver cómo su padre la agarraba del brazo marcando sus gruesos y grandes dedos en él. La chica de cabello castaño le replicó algo que el pequeño Wong no llegó a entender debido a que su padre le había abofeteado la cara. La madre quedó boquiabierta mientras que el cohete caía de las pequeñas manos de YukHei y se rompía a medida que se deslizaba escalaras abajo.

YukHei no entendía qué pasaba, su padre nunca le había tocado un pelo a su hermana. Su hermana era la favorita de su padre, YukHei lo sabía a la perfección y estaba conforme con ello porque él adoraba a su hermana de igual forma. Sus grandes ojos empezaron a cristalizarse, la mirada de desprecio que tenía su padre ante su hija nunca se borrará de la mente inocente del pequeño Wong. Su hermana le miraba con dolor y tristeza, su mejilla estaba hinchada pero intentaba esbozar una sonrisa porque era su niño favorito, era el niño de sus ojos, para su hermana YukHei lo era todo, absolutamente todo.

—Vete a tu cuarto, hija—dijo la madre con la voz quebrada—. Ya te vale, es el cumpleaños de tu hijo—le reprochó la madre a su marido mientras la joven de dieciséis años subía las escaleras y recogía el cohete destrozado por el golpe.

—Jiějie*...—susurró el pequeñín cuando tuvo a su hermana frente a él. Le tendió la mano mientras sonreía aunque le doliera sonreír pero es que YukHei lo era todo para ella, absolutamente todo.

—¿Vamos a jugar, Xuxi?—El pequeño lloraba mientras asentía y tomaba la mano de su hermana mayor.

Se dirigieron a su habitación, los gritos se hicieron presentes en el salón pero la chica decidió cerrar la puerta e intentar distraer al pequeñín. Hoy era su cumpleaños, suficiente habían tenido con la mente primitiva de su padre, quería hacer algo por su hermano pequeño, porque para ella YukHei lo era todo, absolutamente todo. Se sentó en la cama con sus piernas cruzadas mientras arreglaba el cohete para su hermanito, el pequeño se había sentado frente a ella mientras observaba el ensamblaje; había quedado fascinado cuando su hermana mayor logró arreglarlo.

—¡Gracias jiějie!—Gritó emocionado y volviendo a jugar con el cohete.

Y así estuvieron un largo rato, su hermana saltaba junto a él en la cama mientras imaginaban que se encontraban en el espacio. Finalmente se tumbaron en la cama del menor, tenía una colcha con todas las constelaciones porque a YukHei le encantaban las estrellas y el espacio, porque YukHei quería ser astronauta de mayor, porque YukHei adoraba aprender todo lo que le contaba su hermana sobre el espacio. Se quedaron mirando el techo el cual tenía pegatinas de estrellas y planetas que brillaban en la noche. Y entonces el pequeño preguntó lo que ella no quería, lo hizo y no hubo marcha atrás, no la hubo.

otaku ; luwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora