ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.

xxxviii. Cobrando el favor

NARRADOR OMNISCIENTE

Albus Dumbledore, con su traje casual y un maletín, se encontraba en el pasillo de un lúgubre callejón de París en busca de su viejo amigo Nicolas Flamel.

Se detuvo frente a una puerta de madera arrinconada y tocó un par de veces.

— ¿Quién es? — se escuchó un temblorosa voz del otro lado de esta.

— Un viejo amigo, Nicolas — respondió Albus con paciencia.

Nicolas Flamel entreabrió la puerta para observar de quién se trataba. Dio un brinco de alegría abriendo por completo la puerta al percatarse de que su amigo Albus Dumbledore se encontraba frente a él.

— ¡Albus! Amigo, que gusto que te encuentres aquí — lo recibió en su casa.

— A mi me alegra que me hayas abierto las puertas de tu casa, Nicolas— puso el maletín y su saco a un lado de la puerta.

— Sabes que jamás te negaría mi ayuda. ¿Quieres algo de beber?

— Oh, claro, un jugo de calabaza me caería bien, fue un largo viaje.

— Enseguida,pero dime — lo acompañó a una pequeña sala cubierta de libros por todas partes — ¿a qué se debe tu visita?

Albus se sentó en un pequeño sillón y Nicolas iba a la cocina.

— He venido porque me he encontrado con una de tus más maravillosas creaciones — Nicolas se asomó de repente a la sala con una intriga infinita, no sabía a lo que se refería.

— ¿ah, sí?— le entregó la taza — ¿y de qué creación es de la que hablas?

Se sentó frente a él, por la edad, Nicolas Flamel se le veía rígido pero con inmensas ganas de seguir viviendo para descubrir más cosas.

— Pryxtine Black — Flamel abrió los ojos en asombro al volver a escuchar el nombre de la bebé que él mismo había ayudado a traer al mundo y había bautizado — Por tu reacción, creo que la conoces.

— ¡Claro que sí! ¿Quién crees que le puso ese espléndido nombre? — dijo emocionado.

— Me imaginé, los Black acostumbran a poner nombres de constelaciones y Pryxtine está muy lejos de significar eso.

— Lo sabes — soltó una pequeña carcajada — pero dime, ¿qué ha ocurrido con la chica? — se alarmó un poco.

— Te lo diré, pero primero quiero saber si el señor Black ya ha pagado la deuda del día del nacimiento de Pryxtine.

Nicolas tan solo pensó en la respuesta y se dio cuenta que su plan estaba yendo a la perfección.

— No, aún no, pero estoy en proceso de eso— contestó sin dejar de mirarlo — Los poderes, ya sabes...

—Sus poderes comienzan a ser más fuertes que ella, yo no creo poder controlarla al paso que va — dio un sorbo a su jugo.

— ¡Está lista! — de un salto se levantó y fue en busca de su velero metiendo en el libros y más cosas.

— ¿Lista exactamente para qué? — Albus era una persona que tenía que saberlo todo, por algo era considerado uno de los magos más sabios.

— Una profecía dice que una bruja podrá hacer que no se derrame la sangre de los inocentes — seguía guardando cosas.